Productora/Distribuidora:
Metro-Goldwyn-Mayer
Estreno: 18-12-1944
Duración: 115 min.
Subgénero: Profesionales
Tramo: -
Music for Millions
(Al compás del corazón)
Music for Millions produce un poco de vértigo a un español de mi generación. De haberse sabido rodar algo similar en España en la década de 1950 se hubiera convertido en la película emblemática del rampante catolicismo franquista. Cuando se estrenó Music for Millions la Segunda Guerra Mundial todavía no tenía fecha de terminación, así que se trata de una película patriótica, útil, que busca reconfortar a la sociedad civil con una ajustada mezcla entre entretenimiento, confianza religiosa en una mano divina –la famosa providencia– y exaltación de la solidaridad de los que se han quedado a luchar en la retaguardia.
Desde la primera imagen la película provoca sensaciones que llevan a ponerse alerta y, la primera secuencia, llama directamente a rebelarse, pues se ventean imágenes de santurrona dulzura y buenismo. Pero la rebelión, ay, no termina por estallar. Quien haya mamado del subgénero en TVE deberá admitirlo: el brillante guion firmado por Myles Connolly, católico practicante que lograría la nominación por su texto, la desactiva. Así, y aunque por momentos dé grima, el carácter funcional, práctico, del guion conduce a la aceptación de que, en su contexto histórico, el artefacto tenía sentido. De paso, el guion homenajea a las mujeres en la retaguardia –trabajadoras solidarias en fábricas, taxis u orquestas de música–, aunque implícitamente también las reduce a un rol maternal, sin concretar si el objetivo es para ir cubriendo las bajas producidas en el frente o para algo más.
Además del guion, la película cuenta con otros elementos para cuajar una obra correcta: la dirección de Koster; la estupenda fotografía de Robert Surtees –nominado para premio de la Academia en más de quince ocasiones y tres veces ganador del Oscar– y las buenas interpretaciones, tanto de los protagonistas como de todos los secundarios.
La película se desborda en escenas almibaradas con la presencia de la pequeña Margaret O'Brian –célebre por su papel de Tootie Smith en Meet Me in Saint Louis (Minnelli, 1944), estrenada ese mismo año–, y del rostro que inspira mayor ternura en el género musical, June Allyson. Como contrapunto cómico, Jimmy Durante y Hugh Herbert, ambos desbordantes dentro de su papel, pero contenidos en el contexto de la obra. Sensacionales.
Desde un punto de vista musical la película puede considerarse del género sólo aplicando un criterio muy flexible. La orquesta sinfónica y su director, el inhóspito Iturbi, interpretan temas de Dvořák, Debussy, Grieg, Herbert, Chopin, Händel, Liszt y Chaikovski, lo que no significa que busquen exaltar la música europea pues, así que la orquesta se relaja, montan un jam session de jazz. El peso del musical recae realmente sobre la labor del incombustible Jimmy Durante, que realiza un despliegue completo de sus cualidades como showman. Jimmy Durante es también uno de los compositores de los dos temas más musicales y cómicos de la película, Toscanini, Iturbi and Me, de Spina, Bullock y Durante, y Umbriago, de Caesar y Durante.
https://www.youtube.com/watch?v=fJYI930RdW8En su afán de exaltación, y dentro de la contención general, hay un momento de desparrame, justo al final de la película, cuando el guion hace coincidir la llegada de la ansiada noticia del nacimiento del hijo de Allyson con el momento exacto en el que el coro, que está interpretando El Mesías de Haendel sobre el escenario, arranca a cantar el Hallelujah. Arriba España.