Década de 1970
En la década de 1970 el cine musical se da prácticamente por extinguido. Se considera la apuesta segura para arruinar a cualquier productor. En Estados Unidos se rodarán durante esta década únicamente 80 musicales y, como dato que empieza a tener relevancia, algo más del 10% corresponde a cine de animación. La genuina superposición de realidad y ensueño prácticamente ha quedado limitada a las producciones para público infantil, de hecho constituida como elemento imprescindible y con largo recorrido.
Con el fin de época se toma conciencia de los logros del pasado y se inicia un proceso de revisión y recuperación de la época clásica, buscando organizar la gloria y capitalizar la nostalgia con recopilaciones como That’s Entertainment (Haley Jr, 1974), una antología de los grandes éxitos de la MGM. La película tendría cierta repercusión, daría pie a producir un par de secuelas, en 1976 y 1994, y servirá para levantar un mapa de las cumbres del género.
En muchos aspectos, y como síntoma de su falta de vitalidad, la mayoría de las producciones parecen detenidas en planteamientos de la década de 1960, un estatismo sorprendente para un género que en su época dorada renovaba su enfoque y estilo cada lustro. Se sigue mostrando una total dependencia de las producciones musicales de Broadway y parece que se ha recuperado un cierto equilibrio con la industria discográfica pero, visto en su conjunto, lo que más destaca es que el género sigue mostrando su dificulta para engarzar y representar el tiempo presente y muchas obras siguen situándose en épocas pretéritas: Darling Lili (Edwards, 1970), Scrooge (Neame, 1970), Fiddler on the Roof (Jewison, 1971) , Cabaret (Fosse, 1972), Man of La Mancha (Hiller, 1972), Jesus Christ Superstar (Jewison, 1973), Mame (Saks, 1974), Funny Lady (Ross, 1975), Bugsy Malone (Parker, 1976), Movie, Movie (Donen, 1978).
Como signo positivo algunos argumentos se sitúan en un presente más o menos cercano, reflejando ritmos modernos y movimientos contraculturales: On a Clear Day You Can See Forever (Minnelli, 1970), Phantom of the Paradise (De Palma, 1974), Hair (Forman, 1979). Incluso una obra clásica como The Wizard of Oz (Flemig, 1939) será versionada y reubicada en el presente en The Wiz (Lumet, 1978). Por su carácter renovador y su naturaleza, dos de estas obras contemporáneas serán las que supongan un hito y marquen las nuevas tendencias del género: The Rocky Horror Picture Show (Sharman, 1975) y Saturday Night Fever (Badham, 1977). Muchas de estas obras serán las que, asimismo, actualicen el concepto de película de ópera musical, popularizándose su clasificación como opera rock.
En cuanto a los nombres propios durante este periodo, si atendemos al mainstream el género estará marcado por un productor independiente, Robert Stigwood, responsable de los musicales más taquilleros de la década Jesus Christ Superstar (Jewison, 1973), Saturday Night Fever (Badham, 1977), y Grease (Kleiser, 1978). Pero si nos fijamos en aquellos que sostienen las mejores obras musicales, brillan dos nombres propios, dos artistas que crecieron y evolucionaron desde las premisas del musical clásico, el realizador y coreógrafo Bob Fosse y la estrella fugaz Liza Minelli. Estos dos artistas geniales coincidirán en un musical y alumbrarán una de las culminaciones del género, Cabaret (Fosse, 1972).
También, en cuanto a nombres propios, en esta década surge un compositor que se convertirá en la nueva referencia del teatro musical de Broadway, el inglés Andrew Lloyd Webber. Debido a la dinámica de trasladar a la pantalla los taquillazos de teatro musical se tiende a pensar que Broadway y Hollywood son vasos comunicantes y el reconocimiento es equivalente. Por este malentendido se tiende a incluir a Lloyd Webber en la constelación de Irving Berlin, George Gershwin, Harry Warren, Jerome Kern, Cole Porter o Richard Rodgers, pero la repercusión de Lloyd Weber en el cine musical es marginal y el relativo éxito de sus obras en el cine se debe más a la inercia de sus éxitos teatrales. Frente a la popularidad de este compositor, en este periodo toma fuerza un tándem que, a pesar de ser bastante desconocidos por el gran público, había empezado a descollar en Broadway en la década de 1960 y estará detrás de dos de las mejores películas musicales de la era post-clásica, Cabaret (Fosse, 1972) y Chicago (Marshall, 2002): John Kander y Fred Ebb, autores asimismo de una de las más conseguidas canciones de musical de los últimos tiempos, New York, New York (New York, New York, Scorsese, 1977).
Estreno | Título |
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17-06-1970 | Beyond the Valley of the Dolls |
17-06-1970 | On a Clear Day You Can See Forever |
24-06-1970 | Darling Lili |
05-11-1970 | Scrooge |
03-11-1971 | Fiddler on the Roof |
13-02-1972 | Cabaret |
11-12-1972 | Man of La Mancha |
17-03-1973 | Lost Horizon |
15-08-1973 | Jesus Christ Superstar |
27-03-1974 | Mame |
31-10-1974 | Phantom of the Paradise |
15-03-1975 | Funny Lady |
14-08-1975 | The Rocky Horror Picture Show |
26-06-1976 | Bugsy Malone |
07-10-1976 | A Matter of Time |
08-12-1976 | A Star Is Born |
21-06-1977 | New York, New York |
14-12-1977 | Saturday Night Fever |
16-06-1978 | Grease |
21-07-1978 | Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band |
24-10-1978 | The Wiz |
08-11-1978 | Movie, Movie |
14-03-1979 | Hair |
20-12-1979 | All That Jazz |