En 1955 se publicó Auntie Mame: An Irreverent Escapade, una novela de Patrick Dennis que se convertiría en un inmediato best seller. En 1956 la novela fue adaptada para ser representada en el teatro, con enorme éxito. En 1958 fue llevada a la pantalla (Morton DaCosta, 1958) y de ahí volvió de nuevo a Broadway, convertida en esta ocasión en obra de teatro musical y cosechando en sendas adaptaciones un enorme éxito de público y crítica.

Partiendo del exitoso musical de Broadway, la obra volvía de nuevo al cine con esta película. Si, en las anteriores creaciones y traslaciones, alguien había sabido añadirle valor y ajustar la trama y el ritmo al medio, en está ocasión no fue el caso y la re-re-readaptación resultó un fracaso. Mame, con su aire de película musical clásica, ilustra muy bien el cambio de coordenadas que se había producido. El artificio que hacía unas décadas resultaba natural, por ser parte de las convenciones, ahora es únicamente artificio.

El rodaje se planteó como una gran superproducción. Los 12 millones de presupuesto se palpan desde el primer fotograma, en vestuario, fotografía y decorado. Pero, en lo musical, los números carecen de alegría, son grumosos. Les falta el punto líquido, casi gaseoso, necesario para fluir. Y, sobre todo, les faltan artistas para sostenerlos. El musical se había nutrido durante décadas de figuras provenientes del vaudeville y del jazz pero, como esas canteras habían desaparecido, la melodía y el desarrollo de los números parece ahora alimentarse del género de la revista y el music-hall, con vedettes y coros. Las coreografías tienen una gestualidad teatral que forma parte del lenguaje del teatro, de la teatralidad del teatro, pero que, llevadas sin ajustes y adaptaciones al lenguaje cinematográfico se mueven entre lo sórdido y lo pretencioso, como se aprecia en el número Mame.

Gene Saks, director de la producción en Broadway, fue asimismo el realizador de la película. Como protagonista, Lucille Ball –curtida en el género, con papeles secundarios desde los clásicos de la RKO como Roberta (Seiter, 1935), Top Hat (Sandrich, 1935) o Follow the Fleet (Sandrich, 1936)– se enfrenta a su papel con mucha energía, gestos sobrecargados y excesiva edad; nacida en 1911, sus sesenta y tres años de edad dificultan asimilar su papel que, en la película, ocupa además un lapso de unos veinte años.

Entre los secundarios, Robert Preston interpreta un papel breve, correcto y carente de emoción. La mejor interpretación corre a cargo de una magnífica Bea Arthur, por entonces casada con el director, Gene Saks. Arthur –más conocida en España por su papel de Dorothy Zbornak en la serie de televisión The Golden Girls– acompaña en la parte musical y es la única que sostiene la comedia. El número más interesante es el interpretado por Lucille Ball y Bea Arthur, es Bosom Buddies.