En Octubre de 1967 se estrenó en Off Broadway el musical Hair: The American Tribal Love-Rock Musical, obra fundacional de lo que se denominaría ópera rock, con música de Galt MacDermot y libreto y letras de James Rado y Gerome Ragni.

La obra retrataba, a través de una tribu urbana hippie, las preocupaciones e intereses de la juventud y la contracultura en los Estados Unidos de final de la década: pacifismo anti-Vietnam, anti-racismo, carpe diem, liberación del cuerpo, libertad sexual, drogas, astrología, mística… Las canciones incluyen referencias y versos extraídos de Romeo y Julieta y Hamlet de Shakespeare y de poemas de Allen Ginsberg, y algunos personajes están concebidos como metáforas de lo que le sucedía a la juventud y a la nación. La acertada y fluida integración en la trama de multitud de ideas, de conceptos, hizo de Hair una de las obras más representativas de los llamados concept musicals –otros títulos de teatro musical asociados a este término serían Cabaret (1966), Jesus Christ Superstar (1970) o A Chorus Line (1975)–, en los que, más que un argumento, el carácter monográfico del tema y los mensajes embebidos en diálogos, situaciones y personajes abrían un espacio experimental que se convertía en la propia trama.

El musical pasó rápidamente a Broadway y, con sus magníficas y variadas canciones –reflejo de su época, con estilos folk, rock, blues, acid rock, pop…–, desbordaría el ámbito teatral y vendería millones de copias de discos.

En 1979 se estrenó su adaptación a la pantalla dirigida por Milos Forman. La veloz transformación de la sociedad entre 1967 y 1979 provocó que ni siquiera los creadores del musical pudieran reconocer a los personajes.

Visualmente el resultado es un barullo, y las seudocoreografías de Twyla Tharp y el fallido montaje de las mismas lo complican aún más. Podrían destacarse dos números por su limpieza visual, armonía e integración. El primero, I Got Life.

El segundo, Flesh Failures (Let the Sunshine In), con la efectiva imagen de una interminable columna de soldados marchando, borrosos y uniformados, desprovistos ya de individualidad, hacia la bodega de un avión donde serán devorados.