Musical patriótico que toma el título de su tema principal. El título no se refiere, como podría suponerse, a una promesa hecha entre dos enamorados, sino a un mensaje dirigido a la población civil llamándola a resistir, a continuar luchando contra el enemigo esta noche y todas las noches. La trama no sólo no sigue las convenciones del género sino que supedita su desarrollo a emocionar y comprometer a la población en torno a los sacrificios que costará la victoria.

La historia se sitúa en Londres bajo los bombardeos de la aviación nazi. Como protagonistas, una alegre, pero modosa, cantante norteamericana, Rita Hayworth, y un piloto británico, Lee Bowman. Bajo la presión emocional del momento, cuando cualquiera puede morir al segundo siguiente, inician su romance, si bien este no cuajará hasta que él demuestra tener sanas intenciones y le proponga matrimonio: porque Estados Unidos, representado aquí por una de sus mujeres, sólo accede a besarse, incluso tratándose con un británico, si hay compromiso por medio.

Para sostener la parte musical el reparto incluye otra pareja –Janet Blair cantando y Marc Platt bailando– y, en su papel de secundarios, ambos morirán al final de la película aplastados bajo los escombros de un bombardeo para dar pleno sentido al argumento. Su muerte era sin duda un tributo a aquellos días trágicos y un recurso del guion para empatizar con el público, pero, asimismo, un elemento narrativo del todo infrecuente en el género musical. El único actor que impregna gracias a su labor y su diálogo algo de emoción, es un secundario, Philip Merivale, con una interpretación luminosa y contenida.

En su estreno, con una guerra abierta y una población desgastada tras años de guerra y bombardeos, la película debió resultar muy emotiva. Hoy resulta lenta, pesada, con flojas interpretaciones, musicalmente aburrida –con canciones planas e interpretadas sobre un escenario–, desganadas coreografías de Jack Cole y Val Raset que, acaso sean historicistas, pero hoy se ven técnicamente imprecisas y desequilibradas –con una Hayworth despipotada y un coro apático–, teñidas por un esforzado colorido que resalta los tonos pasteles del vestuario y convierte en máscaras los maquillajes.

Rita Hayworth interpreta sus canciones doblada por Martha Mears. En este aspecto y, como es habitual en ella, interpreta de sensacionalmente sus playbacks y su rostro resulta tan elocuente que lograr transmitir la sensación de ser ella quien canta. Los temas interpretados son Tonight and Every Night, What Does an English Girl Think of a Yank?, You Excite Me y Cry and You Cry Alone. Janet Blair interpreta Tonight and Every Night, Anywhere y, ambas a dúo, vestidas con ropa interior de soldado, The Boy I Left Behind.

Aunque no hay ningún número musicalmente destacable los amantes del género sí podrán disfrutar de What Does an English Girl Think of a Yank?, viendo a Rita Hayworth bailando con el coreógrado Jack Cole vestido de marinero (2’).

Resulta asimismo curioso, por su técnica cinematográfica el número Tonight and Every Night. En este número se superpone y sincroniza la proyección de rodajes en exteriores con el número que se ejecuta sobre el escenario (52’).

La imagen más famosa de la obra aparece al final, en un reprise de Tonight and Every Night interpretado por Rita Hayworth, con un rotundo primer plano, el corazón orgulloso y el rostro bañado de lágrimas (90’).

La película íntegra en