Biopic de George Gershwin. La película consta de dos partes claramente diferenciadas. Durante los primeros 60 minutos se ofrece una película correcta, uniforme, con el relato aseado de su biografía, razonablemente novelada –con marcado tono didáctico, como pensada para ser proyectada en las escuelas–, que narra la infancia y juventud de Gershwin –vida familiar, gustos musicales, precariedad laboral en Tin Pan Alley, incomprensión artística– hasta el estreno en 1924, cuando Gershwin contaba sólo 26 años, de su Rhapsody in Blue, pieza que se ofrece íntegramente en la película en una secuencia de 14 minutos de duración.

Esta primera parte se articula sobre el tópico del conflicto entre lo europeo y lo norteamericano, la élite y lo popular, lo nuevo y lo viejo.

Una vez que queda dicho, repetido y vuelto a repetir que Gershwin, casi un padre de la patria, ha creado la great american music, con lo que se resuelve de un plumazo el conflicto existente entre música culta y popular, da la impresión que la película se queda sin fuelle ni cometido y, así, sin aparente objetivo, dedica los 80 minutos restantes a intentar incluir o referenciar el mayor número de canciones posibles de este genial compositor –a base incluso de popurrís–, lo que provoca que la película pierda sustento y, tras algunos minutos de incertidumbre, ora experimentales, ora documentales, acaba entrando finalmente en barrena y todo –actores, guionistas, montadores, cámaras– se estrelle y rebote y se vuelva a estrellar. De entre los restos del aparato se pueden reconocer y recuperar algunos números interesantes por lo que tienen de sabor histórico, como el número de vaudeville Somebody Loves Me.

O los números recreados en la película por el que fuera su interprete original, como Swanee, cantado por Al Jolson, responsable de popularizar el primer gran éxito de Gershwin.

Y, sobre todo, los números del músico y actor Oscar Levant –al igual que Gershwin y Jolson, de ascendencia judía–. Levant, como Jolson, también se interpreta a sí mismo y es él quien tiene el honor de ejecutar al piano las composiciones Rhapsody in Blue y Piano Concert in F incluidas en la banda sonora.

A pesar de no haber intervenido en muchas películas musicales, Levant será un actor apreciado y recordado en el género. Artista de perfil intelectual, con fondo sarcástico y mucho talento como pianista, sus actuaciones más recordadas son las de The Barkleys of Broadway (Walters, 1949), An American in Paris (Minnelli, 1951) y, sobre todo, The Band Wagon (Minnelli, 1953).