Una vez finalizada la guerra, con Estados Unidos como gran vencedor y Europa como territorio conquistado, la hegemonía estadounidense acogió bajo su paraguas la música europea clásica y los musicales reajustaron al nuevo contexto el viejo conflicto entre jazz y música clásica. En esta película, la MGM experimenta una combinación entre dos extremos, burlesque y ópera. El resultado es fallido; los ritmos de ambos géneros son excluyentes; lentos, largos y reposados los de ópera; frenéticos, breves, cómicos, los que tienen lugar sobre el escenario del café-teatro.

La trama, situada a principio del siglo XX, gira en torno a dos tópicos, con batiburrillo final. El primero tópico es el de la chica que sueña con triunfar en la ópera, como Juanita Banana; en este caso, Kathryn Grayson. El segundo tópico, ya que no se puede criticar la música clásica, es lo aburrido que resulta la cultura clásica frente al sano y noble divertimento de las clases populares estadounidense, tal como expresa bajo su halo cómico Jimmy Durante, en el papel de director del café-teatro: Aquí, no es como en la ópera. Aquí no matan ni roban las mujeres de otros ni se suicidan como en la ópera. Aquí todo es limpio. Su personaje deja claro que es preferible ser inculto norteamericano que culto europeo, si bien, al final de la película, viendo que en la ópera ganará mucho más dinero, abandona el café-teatro y se va de representante de Grayson. Toda la comicidad de la trama da vueltas al nuevo enfoque del conflicto. Lawford y Allyson, que interpretan papeles de jóvenes cultos de clase alta, mantienen diálogos del tipo No desespere: yo sé griego, usted sabe griego, está asegurado nuestro triunfo.

La modosa y dulce Allyson se verá en la tesitura de, con el fin de apoyar la carrera de su hermana en la ópera, sustituirla en un espectáculo burlesque vistiendo el escueto corpiño de corista. Su novio, Lawford, decepcionado al comprobar que su chica sabe mucho sobre lenguas clásicas pero muy poco sobre el recato de las norteamericanas, la abandona. Sin embargo la buena acción de Allyson acabará siendo recompensada: su divertida actuación ha sido vista por el padre de Lawford, preboste de la ópera neoyorkina pero también hombre versado en la vida, que da sus bendiciones para el matrimonio de la pareja. Como conspicuo ciudadano respeta el derecho a labrarse un nuevo futuro y entiende el divertimento, sano y picante del pueblo, tal como enseñaba el clásico Juan Hurtado de Mendoza: No siempre debe el hombre bien compuesto / usar moral rigor en su vivir, / sino aplicarse, sin torcido gesto, / a las honestas bajas del reír.

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