Jane Powell había estrenado este mismo año A Date with Judy (Thorpe, 1948) como compañera de reparto de Elizabeth Taylor. En su ascenso al estrellato del musical juvenil –contaba entonces con 19 años– rueda Luxury Liner, esta vez ya como absoluta protagonista.

Para dar ambiente y poder contextualizar sus gorgoritos el reparto incluye a Lauritz Melchior, tenor muy popular por entonces en el género musical por sus colaboraciones en películas de Esther Williams –Thrill of a Romance (Thorpe, 1945), This Time for Keeps (Thorpe, 1947) – y a Kathryn Grayson –Two Sisters from Boston (Koster, 1946).

La obra, como todo lo que atañe a Jane Powell, resulta ñoña. El batiburrillo musical –arias de ópera entreveradas con ritmos latinos y populares pasados por la trituradora de Cugat– terminan por provocar que, un producto que podía haber encajado razonablemente bien, como sucesora de Durbin y para un público de niñas adolescentes, al estilo de Marisol en España, quede convertido en un interminable puré grumoso.

El programa musical permite a Powell lucirse en un repertorio muy diverso, como si la MGM aún estuviera barajando dónde encajarla. Así, canta con estilo de opereta, con Spring Came Back to Vienna; canción tradicional francesa, en Alouette; ópera, con el aria Obéissons quand leur voix appelle, de Manon de Jules Massenet, o estilo latino, en The Peanut Vendor.

El mejor momento musical de la película es el brevísimo homenaje a los coros vocales de Estados Unidos, representado por el cuarteto The Pied Pipers, que interpreta Yes, We Have No Bananas.