Productora/Distribuidora:
London Films / The Archers / British Lion Films
Estreno: 04-04-1951
Duración: 128 min.
Subgénero: Ópera cínema
Tramo: -
The Tales of Hoffmann
(Los cuentos de Hoffmann)
El cine musical siempre mantuvo una relación, más o menos artística, más o menos sentimental, con la ópera. Si bien el estilo musical, las referencias culturales y el protocolo social de la ópera se encontraban en las antípodas de los planteamientos de Hollywood, su prestigio como género –y como negocio–, sus logros como obra de arte total y la gran calidad –ordenada, sistematizada– de sus voces la convertían en una referencia ineludible.
La dificultad para capitalizar en el cine la experiencia de la ópera no era tanto la textura de las voces –Hollywood integró rápidamente en los musicales voces de soprano, como Jeannette MacDonald, o Deanna Durbin, y alguna de tenor–, ni los temas tratados, en su mayoría estereotipos de la literatura, más o menos culta. El principal problema –común con el teatro musical– provenía de la diferencia de ritmos: sobre un escenario la representación vuela, o planea, sostenida por la intensidad del directo, por la energía de la presencia física. En una sala de cine, por el contrario, el musical para poder siquiera despegar necesita aletear con ritmo sostenido y no parar. Un aria de diez minutos –un aria, o una balada de Bob Dylan– interpretada por una sola persona inmóvil sobre un escenario desnudo puede conmover un teatro, dejarlo sin respiración, pero será difícil que la proyección de esa persona cantando lo consiga en una sala de cine. Aunque parezca una obviedad el cine musical requiere melodías, interpretaciones y ritmo específico para el cine. Todo ha de estar encaminado a impulsar los objetivos cinematográficos del musical. Si algún esfuerzo se pliega a los patrones del teatro musical o a los objetivos de las discográficas lo previsible es que el musical no despegue.
Los cineastas europeos siempre han mostrado un mayor interés –o mayor confianza sociocultural– para llevar la ópera al cine y la primera gran referencia será esta singular producción inglesa, The Tales of Hoffmann. La adaptación estuvo dirigida por los eminentes Michael Powell y Emeric Pressburger. Este tándem escribía, producía y dirigía sus propias películas, y había cosechado un enorme prestigio con obras selectas y cuidadas. Sus películas más conocidas eran 49th Parallel (1941), un drama bélico; The Life and Death of Colonel Blimp (1943), película romántica en tiempos de guerra; y A Matter of Life and Death (1946), romance de trama fantástica y considerada por muchos críticos como una de las mejores películas británicas de todos los tiempos.
En 1948 habían estrenado The Red Shoes –en torno a una bailarina de danza clásica– lo que les llevó, sin ninguna otra experiencia musical previa, a su siguiente proyecto: rodar una película que armonizara ritmo y música de ópera con ritmo e imagen de cine.
Teniendo ópera y cine musical naturalezas y representaciones diferentes, los retos de llevar la ópera a la pantalla fueron muy similares a los que entonces se enfrentaba el cine musical. En esta obra de autor resultan interesantes, por su parecida resolución en el cine musical, las respuestas a los retos: la música fue íntegramente pregrabada; la mayoría de los actores-bailarines cantan doblados; los ritmos de la imagen y de la música fueron ajustados en la fase de montaje; y, las imágenes de cada uno de los cuentos, están remarcadas por un color primario –amarillo el de Olympia, rojo el de Giulietta y azul el de Antonia–, explorando y explotando las posibilidades que ofrecía el Technicolor.
https://www.youtube.com/watch?v=mg6VWBgLYUw