Cartel

Notas de Cine Musical

Productora/Distribuidora:
Metro-Goldwyn-Mayer

Estreno: 22-02-1952

Duración: 82 min.

Subgénero: Narración musical

Tramo: C


Notas de Cine Musical


The Belle of New York


(La Bella de Nueva York)



En su estreno la película resultó un fracaso y la MGM perderá mucho dinero. Desde entonces quedó marcada por ese baldón y sufre la etiqueta de obra menor, pero se trata sin embargo de una extraordinaria comedia musical, milimétricamente construida. Se puede entender que, en 1952, los teatrales decorados y el romanticismo fantástico de esta comedia musical pudieran parecer anacrónicos, sobre todo si se comparaba con la aparatosa An American in Paris (Minnelli, 1951) –estrenada pocos meses antes y referente popular del género por entonces–, pero no que el tiempo aún no haya puesto ambas obras en su sitio.

Todos los elementos que componen la película son magníficos. Astaire lleva aún más allá su sabiduría como actor y su perfeccionismo como bailarín, alcanzando cotas de perfección en las transiciones de diálogo a canción, de gesto a danza. La liviana Vera-Ellen, con su depurada técnica y el exuberante vestuario diseñado por Helen Rose, acompaña y sintoniza muy bien con Astaire, aunque también es cierto que en las canciones su voz está doblada por Anita Ellis y que sus límites interpretativos y su limitada sensualidad imprime un carácter infantil, por momentos casi disneyniano, a la fantasía de la trama. Astaire y Vera-Ellen están acompañados por grandes secundarios, veteranos del género, con un desempeño sobresaliente: Marjorie Main, Keenan Wynn, Alice Pearce y Clinton Sundberg.

Si a este reparto se le añaden las pegadizas canciones de Harry Warren y Johnny Mercer y las sensacionales coreografías de Robert Alton es fácil entender la solidez del conjunto y los grandes momentos antológicos. Podrían celebrarse casi todos los números. Tras una canción coral, con la que se presenta Vera-Ellen, Astaire hace su presentación con Who Wants to Kiss the Bridegroom?, que canta rodeado de sus ex amantes mientras fluye entre ellas, etéreo, pues lo cierto es que, por más mujeres que le rodeen, Astaire nunca resulta carnal.

https://www.youtube.com/watch?v=IEXFPUldLTU

La rutina Seeing's Believing abunda en la magia –y abusa en exceso de los efectos especiales– desarrollada en Royal Wedding (Donen, 1951) para ilustrar los efectos del amor. Una buena rutina bailada sobre una exigente superficie, de soportes inestables, desniveles y planos inclinados, sobre la que Astaire exhibe su técnica y maestría.

El siguiente número, Oops, es un monumento al más puro cine musical. Sobre una fácil melodía y con tono amable y cómico –que la trama viene despertando, levantando poco a poco–, se construye una compleja rutina de sencilla apariencia en la que Astaire y Vera-Ellen crean una burbuja de ensueño en la que bailan enamorados, integrando, al igual que integra el amor, todo lo que les rodea: el tranvía sobre el que viajan, el parque que atraviesan, el caballo que empuja el tranvía  e incluso el tiempo que transcurre. Cada movimiento recrea los descubrimientos mutuos entre los enamorados, la creación de un lenguaje íntimo, la complicidad de un mundo independiente y propio. Un número perfecto.

https://www.youtube.com/watch?v=Fh5d6cuG0Tw

El número A Bride's Wedding Day Song (Currier and Ives) está construido con las diferentes estampas y escenas de época que les proponen para ilustrar y recordar el día de su boda. Los movimientos de las primeras escenas parecen un simple relleno y, a cada momento, da la impresión que el número va a finalizar, pero sin embargo, sigue y sigue y sigue hasta alcanzar casi nueve minutos de duración. Y cada nueva escena ofrece una rutina más compleja y sofisticada, e incorpora a más secundarios, y saca a escena un vestuario más intenso y suntuoso, y el crescendo alcanza su clímax con la sensacional rutina con patines sobre hielo y finaliza, como traca final, con un tap bailado a dúo que será, en este estilo y en pareja, el último que ejecuten en pantalla tanto Astaire como Vera-Ellen. El guiño de época y el tono teatral del número seguramente pesó muy negativamente en 1952, pero resulta magnífica la planificación y ejecución del mismo.

https://www.youtube.com/watch?v=MWjYaEmb9iE

Tras el tema Naughty but Nice –en el que, más interesante que el baile de Vera-Ellen, es el contrapunto cómico de Alice Pearce, la película reserva para el final el solo de Astaire, I Wanna Be a Dancin' Man; y es abrumadoramente magistral. Se trata de un sand-dance –el segundo de Astaire tras No Strings (I'm Fancy Free) (Top Hat, Sandrich, 1935)– que Astaire baila con delicada precisión. El número está rodado con sencillos y eficaces planos, incluido uno cenital, que permite ver los perfectos círculos que trazan sus pies. La letra de este tema había sido escrita exprofeso para Astaire por su amigo Johnny Mercer por lo que, más que sobreponerse sobre la trama, lo hace sobre la biografía del bailarín:

Voy a dejar mis huellas
en las arenas del tiempo (…)
[Soy] un bailarín con huellas
en la arena del ritmo y la rima.
[1]

https://www.youtube.com/watch?v=GrJcqX9TwBc

La excelencia de esta rutina, por su dificultad y su sentimiento, vendría a ilustrar casualmente el perfeccionismo técnico de Astaire. Tras finalizarse el rodaje, el estudio decidió que el vestuario de Astaire en este número –en la secuencia original aparecía vestido de camarero– no era el más adecuado para finalizar la película ni para la imagen de Astaire, por lo que le pidió que lo ejecutara de nuevo para rodarlo íntegramente vestido con un elegante traje blanco. Años después, en la antología That's Entertainment, Part III (Friedgen-Sheridan, 1994), se utilizaron la toma original y la final para, mostrándolas sincronizadas, disfrutar del virtuosismo de este genio.

https://www.youtube.com/watch?v=eUPW0SK4kCk



[1] I wanna be a dancin' man, / While I can, / Gonna leave my footsteps on the sands of time, / If I never leave a dime. // Never be a millionaire, / I don't care, / I'll be rich as old King Midas might have been / Least until the tide rolls in / Let other men build the mighty nations, / Or stairways to the sky, / I'll leave a few creations / To show that I was a dancin' by.