Durante casi tres décadas la trama de la
opereta Rose Marie –l'amour fou de la protagonista con un
asilvestrado minero en los idílicos bosques canadienses, dando la espalda a la
vida de seguridad y confort ofrecida por otro pretendiente– encandiló a los
espectadores. La opereta, con música de Rudolf Friml y Herbert Stothart y letra
de Otto Harbach y Oscar Hammerstein II, se había estrenado en Broadway en 1924 y
batiría todos los records de representaciones de la época, hasta ser superada
por una opereta de Sigmund Romberg, The Student Prince (1926).
Aquella trama tan arrebatadoramente
romántica sería inmediatamente llevada al cine por la MGM, todavía como
película muda. En 1936 se rodaría la adaptación musical, considerada como la
versión canónica, interpretada por Jeanette MacDonald, Nelson Eddy y Reginald
Owen bajo la dirección de W. S. Van Dyke. Concretamente una de sus canciones, Indian
Love Call, se convertiría en el gran éxito de la pareja, tema enseña de sus
conciertos y referencia cultural de una época de Estados Unidos.
En 1954 la MGM rueda esta nueva
adaptación, respetando la música y el libreto original, y poniendo como
protagonistas a Ann Blyth, Howard Keel y el argentino Fernando Lamas. Esta
versión –sin los toques camp ni el blanco y negro de la versión de 1936–
resulta hoy llanamente irrisoria, con interpretaciones que llevan al rubor y
números musicales tristes y pesados que hunden el ritmo de la película.
Lo más reseñable de la película es que
será el primer musical de la historia rodado en Cinemascope. La realidad es que
esta tecnología provocará inicialmente grandes dolores de cabeza a coreógrafos
y directores. Si bien el formato de Cinemascope hace lucir la fotografía y los
paisajes, aún no se sabe cómo sacarle partido en los números musicales y hasta
la coreografía del siempre reconocible Busby Bekerley, Totem Tom-Tom
queda desdibujada en las nuevas proporciones de la pantalla.
La labor de Howard Keel no llega nunca a
hacer pie y en algún momento desaparece sin que nadie se percate, mientras que Blyth
y Lamas, intérpretes del tema central, Indian Love Call, muestran una
química nula que realza aún más sus limitaciones dramáticas.
https://www.youtube.com/watch?v=YrdX9PTEQTA
Lo más tierno, la labor de Bert Lahr, el
célebre Cowardly Lion en The Wizard of Oz (Fleming, 1939) que
interpreta un tema, I'm A Mountie Who Never Got His Man y, para delicia
del público, frasea sus diálogos igual que en su papel de león sin coraje.