Telenovela judía que narra la melodramática relación amorosa entre una adolescente, Natalie Wood, fascinada por su primer amor, y un atractivo adulto, Gene Kelly –en la que sería su primera película tras su marcha de la MGM–, en el papel de bailarín, cantante, compositor y seductor de jovencitas desde su telaraña situada en el teatrillo de un campamento juvenil de verano.

La película, basada en una exitosa novela homónima, se plantea como un drama realista pero los personajes, perfilados primero como texto y luego traducidos a la pantalla, aparecen como caricaturas. Este hecho, unido a las dos horas de duración, provoca que la obra carezca de ritmo y tracción. El reparto dificulta además la credibilidad de los personajes. Natalie Wood, entonces con 20 años, interpreta el papel de una chica de 18, pero Gene Kelly, con 46 y apariencia de 56, interpreta el papel de un hombre de 33. Hay dos actores que ayudan con su labor a apuntalar la obra, el tierno Ed Wynn, veterano actor con cientos de papeles en Broadway y Hollywood –entre otros, el tío Albert que flota y canta en el aire I Love to Laugh en Mary Poppins (Stevenson, 1964) – y la sensacional Claire Trevor. Aunque lo cierto es que Trevor tampoco ayuda, pues basta su sola presencia en la pantalla para desvelar la falta de fuerza dramática del resto del reparto.

La trama avance renqueante, repitiendo las adolescentes cuitas amorosas de Wood y los caóticos intentos por triunfar en Broadway de Kelly. Y la parte musical se reduce a una canción, A Very Precious Love, interpretado un par de veces por Kelly.

Hay un par de bailes sobre escenarios, incluido un ensayo de un número de danza moderna que medio baila Kelly.

También unas deplorables piruetas de rock que baila una delgaducha Wood (minuto 48) y que, a la postre, es lo más singular de la película por su toque kitsch –el baile está empastado con la danza de La Cucaracha–, y también por mostrar cómo la industria trataba de digerir el nuevo fenómeno social del rock.

La película íntegra en