Productora/Distribuidora:
Metro-Goldwyn-Mayer
Estreno: 15-05-1958
Duración: 115 min.
Subgénero: Ópera cínema
Tramo: -
Gigi
(Gigi)
Como cualquier otro género artístico, el musical maneja y combina una docena de tópicos y convenciones. Uno de ellos es la ciudad de París, espacio mítico, casi onírico para los estadounidenses y, por tanto, un ingrediente perfecto para cualquier musical al enraizarse en las mismas fuentes: la realidad y el ensueño. La industria andaba en todo caso con el tópico parisino subido pues, entre 1956 y 1957, la MGM había estrenado Silk Stockings (Mamoulian, 1957) y Les Girls (Cukor, 1957), y la Paramount, Funny Face (Donen, 1957), obras en las que París tiene tanto protagonismo como los actores. Para Gigi se reunía además el triunvirato de An American in Paris (Minnelli, 1951), o sea, Freed como productor; Minnelli como director, y Lerner de guionista, por lo que la ciudad, bien conocida por los tres, es exhibida y recreada en cada secuencia.
La película fue, desde luego, un éxito comercial, ganó dinero a espuertas y marcaría un nuevo récord con sus nueve óscares. Muchos la valorarán como el último gran musical de la Freed Unit. Dicho lo anterior, la película es plúmbea.
La trama es muy simple, aunque hoy quizá no pasase la censura; no la de un censor oficial, sino la social, pues la trama gira en torno a la educación que recibe una niña para convertirse en amante profesional. No se trata de la clásica trama que combina sexo y ascenso social, todo un subgénero que bien podría agruparse bajo el expresivo y paradigmático How to Marry a Millionaire (Negulesco, 1953), una obra interpretada por dos mujeres adultas, Monroe y Bacall, y una veterana, Grable, que por entonces contaba 37 años. Para las tres, el objetivo era liarse con un millonario y pasar por la vicaría. En el caso de Gigi, el título parafraseado sería How a Girl Become Playmate for Millionaires, amante hoy de un príncipe, mañana de un banquero y, de cada relación, obtener dinero, joyas, pisos u otras prebendas. Es verdad que, por aquella época, el Dúo Dinámico arrasaba con su Quince Años tiene mi Amor (1960), pero igualmente cabría preguntarse qué pasaría hoy si un grupo punk osara versionar ese tema.
Leslie Caron interpreta a Gigi, la niña –pongamos de quince años– que aún corretea en el parque con sus amiguitas y están a punto de iniciarla, bajo los auspicios de su abuela y una tía, como profesional del ramo. Obviamente, la industria, los inversores y los galardones de Hollywood exigían tanto el happy end como el, llamémosle, moral end, por lo que la inocente Gigi, justo antes de dar el paso, se casa, ebria de amor puro, con el millonario.
Los dos protagonistas, Caron y Jourdan, son poco empáticos, incluso antipáticos. Las canciones de Lerner y Loewe no entusiasman. Cinematográficamente la obra es acartonada. En este marasmo lujosamente envuelto –si bien el derroche de medios materiales acrecienta la impresión del fracaso artístico–únicamente destacan dos elementos. En primer lugar, la labor de los secundarios Maurice Chevalier, que resuelve su papel fabulosamente bien, como siempre; y Hermione Gingold, que lo borda. En segundo lugar, el vestuario de Cecil Beaton, del que se puede decir, y con más propiedad, que también lo borda. Sus magníficos diseños resultan apabullantes, y probablemente hoy, si se repitieran el reparto de premios, sería el único óscar que conservaría.
Desde el punto de vista musical, la danza ha desaparecido y ya sólo quedan canciones, casi todas entrando de manera forzada. El único número reseñable es I Remember It Well, precisamente el que interpretan a dúo Chevalier y Gingold. Es un número breve, delicado, leído magníficamente. A pesar de lo teatral de la secuencia, con un decorado de fotógrafo de provincias y un cielo que torna a rojo como si el sol se desplomara, acompañando el tono crepuscular de los recuerdos evocados, la canción, en formato de diálogo, fluye oportuna, sincera, inexorable, natural, con bonitas entonaciones, texto tierno e irónico e interpretaciones sabias, sentidas, sin aspavientos. Magnífico número, puro cine musical, merecedor de formar parte de cualquier antología. Chevalier y Gingold, dos grandes.
https://www.youtube.com/watch?v=sISWPzEqHLQ