Productora/Distribuidora:
Parc / Madeleine / Beta Film
Estreno: 19-02-1964
Duración: 91 min.
Subgénero: Ópera cínema
Tramo: B
Les parapluies de Cherbourg
(Los paraguas de Cherburgo)
Musical de autor, Jacques Demy. Obra singular, luminosa, radiante. El lenguaje cinematográfico de Demy se despliega desde la misma secuencia de los títulos de crédito, pues le basta posicionar la cámara y un movimiento lineal de los actores para imprimir a la obra el ritmo profundo, coreográfico, de un musical. La obra de Demy se enmarca en el movimiento nouvelle vague, con el que comparte algunas características, pero sus musicales son demasiado personales para reducirlos a los ejes programáticos de cualquier movimiento. Su primer largometraje, Lola (1960), también se había caracterizado por la importancia de la música –compuesta asimismo por Michael Legrand; el propio Demy había definido la obra como un musical sin música – y estaba igualmente ambientada en la costa atlántica francesa, en Nantes, la ciudad de nacimiento de Demy.
La gran apuesta de Les parapluies de Cherbourg es que todos sus diálogos son un recitativo, todo un alarde de realización. Aunque su lenguaje plástico bebe del musical americano, la película se fundamenta en la ópera clásica y propone un nuevo paso en su evolución. Si del bel canto de Rossini o Donizetti, basado en trinos y coloraturas, se había pasado al estilo de Verdi o Wagner, donde primaba más la declamación del cantante que su virtuosismo en los agudos, y, posteriormente con Puccini, todavía a un estilo más cercano a la voz hablada, en Les parapluies las voces son naturales y la música está a caballo entre la chanson y el jazz. La radical propuesta de Les parapluies causó un gran impacto, obtendría reconocimiento de crítica y público y catapultaría a la fama a su protagonista, Catherine Deneuve.
La trama, con una explícita estructura clásica de tres actos, es todo un melodrama decimonónico –la hermosa hija única de una viuda, que se gana la vida con una tienda de paraguas en Cherburgo, es novia de un obrero a la vez que pretendida por un millonario; el obrero es reclutado para ir a la guerra de Argelia durante dos años; ella le espera, embarazada, pero pasa el tiempo y, auspiciada por los oficios de celestina de una madre práctica, acaba casándose con el millonario– pero en manos de Demy nada resulta truculento. Los diálogos poéticos y sustanciosos y un final sin concesiones –con un fugaz reencuentro de los antiguos novios, cada uno feliz, con la vida reconstruida– redondea una obra de enjundia.
A pesar de que la obra reúne elementos de origen tan dispar, el resultado es fluido y coherente. Además de la labor de Demy, resulta clave para el ensamblaje la música de Michel Legrand –compositor de la banda sonora de más de 200 películas y colaborador de músicos de jazz como Miles Davis, John Coltrane o Bill Evans– y del director de fotografía, Jean Rabier. El colorido de la película es suntuoso y detallista. Se alimenta de la paleta pastel del cine musical americano y se extiende por vestuario y decorados, creando ricas coreografías visuales con un simple movimiento de cámara. El summum de la reflexión sobre el colorido del musical llega en clave irónica, cuando Catherine Deneuve aparece con un vestido que tiene el mismo estampado que el papel pintado de la habitación.
La mayoría de las voces de los actores estaban dobladas: Catherine Deneuve / Geneviève Emery por Danielle Licari; el papel de su madre, Madame Emery, por Christiane Legrand –hermana de Michel Legrand–; el novio, Guy, por José Bartel; el millonario, Roland Cassard, por Georges Blaness y la tía Élise por Claire Leclerc.
Aunque musicalmente toda la obra es un continuo y no existen propiamente números musicales, la melodía que acompaña el momento de la separación de los amantes –leitmotiv de la película– se convertirá en una pieza muy popular en la década de 1960.
https://www.youtube.com/watch?v=Yj6hI5g15aQLa película íntegra en
https://vimeo.com/87040956