Cartel

Notas de Cine Musical

Productora/Distribuidora:
Warner Bros

Estreno: 09-11-1964

Duración: 170 min.

Subgénero: Narración musical

Tramo: B


Notas de Cine Musical


My Fair Lady


(My Fair Lady)



En 1956 se estrenó en Broadway el musical My Fair Lady, compuesto por el tándem Alan Jay Lerner y Frederick Loewe e interpretada en sus papeles protagonistas por Rex Harrison y Julie Andrews. El musical, basado en la obra de teatro Pygmalion, de George Bernard Shaw, obtuvo un éxito inmediato de público y lograría establecer un nuevo record de representaciones.

La obra desarrolla el mito de Pigmalión, narrado por Ovidio en Las Metamorfosis. Pigmalion es un rey que desdeña a las mujeres, por considerarlas imperfectas, y decide esculpir estatuas buscando su mujer ideal. Una de ellas, Galatea, resulta ser tan maravillosa que, de tanto admirarla, termina por enamorarse de ella y, Afrodita, compadecida de su amor imposible, insufla vida a la estatua.

El tema tenía su enjundia para un musical, pues integraba abiertamente y con naturalidad un mito de la cultura clásica europea. Dentro del movimiento cultista, iniciado en el teatro musical por Rodger & Hammerstein, Cole Porter había estrenado en Broadway el musical Kiss Me Kate (1948), basado en la obra La fierecilla domada, de Shakespeare. Este punto de inflexión en el teatro musical no llegará a Hollywood hasta casi una década después. Hollywood mantiene las esencias del género de forma que, todavía en 1953, rueda una obra maestra, The Band Wagon (Minnelli), en la que se burla del mito de Fausto. Pero desde mediados de la década de 1950 es Broadway quien marcaba la tendencia. Al año siguiente de estrenarse en Broadway el musical My Fair Lady (1956), se estrenará West Side Story (1957), basada en el Romeo y Julieta de Shakespeare.

La trama de My Fair Lady es sin duda uno de los grandes aciertos de la obra y tendrá largo recorrido. Además de recrear el mito, la obra actualizaba un clásico del romanticismo popular: el amor entre el príncipe y la sirvienta. El tópico había tenido un primer aggiornamento en el género musical trocando los personajes en un millonario y una corista –como Two Sisters from Boston (Koster, 1946) o Let's Make Love (Cukor, 1960)-, pero ahora se ajustaba más aún a nuestra época poniendo como protagonistas del amor imposible a un científico y a una analfabeta.

La película tuvo la fortuna de contar con George Cukor como director, capaz de obrar el milagro de rodar una obra teatral de 170 minutos de duración y conseguir que pareciese cine. La magnífica labor de Cukor se vio apoyada por el enorme presupuesto de la obra, 17 millones, si bien gran parte del presupuesto, 5,5 millones, estaba destinado a pagar los derechos por llevar al cine la producción de Broadway. Pero la calidad del reparto, con magníficos secundarios, gran equipo técnico y exquisitos medios materiales se vio reflejada en el resultado final: la película obtendría doce nominaciones a premios de la Academia, ganando ocho, incluyendo Mejor Película, Director, Actor, Color, Dirección Artística/Decorados, Sonido, Música Incidental y Vestuario, este último premio otorgado a Cecil Beaton, creador de un fabuloso vestuario, en especial el diseñado en blanco y negro para la secuencia de la carrera de Ascot. Beaton será también el responsable de las maravillosas imágenes florales de la obertura y el intermedio. El vestido que lleva Audrey Hepburn en esa escena se convertirá en uno de los más famosos de la historia del cine y, tras diferentes subastas, se ha valorado en más de 4 millones de dólares. Entre el equipo técnico, con una participación breve pero relevante, el coreógrafo Hermes Pan.

El productor de la película fue Jack Warner. Aunque la adaptación al cine está planteada como una transposición de la producción realizada para los escenarios –de ahí los 5,5 millones de dólares por los derechos–, Warner decidió reemplazar a Julie Andrews[1] por Audrey Hepburn. Andrews había sido la intérprete de Eliza Doolittle tanto en Nueva York como en Londres, pero nunca había actuado en el cine, mientras que Audrey Hepburn era –tras Roman Holiday (Wyler, 1953), Sabrina (Wilder, 1954), Funny Face (Donen, 1957) y Breakfast at Tiffany's (Edwards,1961)–, una estrella que arrastraba taquilla.

Desde un punto de vista musical, muchos críticos se refieren a My Fair Lady como el musical perfecto. Esta valoración puede resultar confusa; posiblemente como obra de teatro musical sea perfecta pero, como película musical, sería más correcto decir que es una buena comedia romántica, con pegadizas melodías de Loewe y trabajadas letras de Lerner, totalmente integradas con la trama y parte intrínseca en su desarrollo.

La parte musical se sostiene en la gran labor de Rex Harrison, un veterano del teatro que había debutado en 1924 y que encontraría en esta obra el papel de su vida. Harrison ya había sido el protagonista de My Fair Lady sobre los escenarios, trabajo por el que ganaría un Tony. Por su labor en la película ganará el premio de la Academia al Mejor Actor. La labor de Harrison tiene de singularidad que sus canciones no estaban pregrabadas, sino que fueron grabadas en directo, mientras actuaba. La razón para este planteamiento excepcional era que Harrison se declaró incapaz de sincronizar sus labios con el sonido pregrabado. No era una razón con mucho fundamento, pues la tecnología facilita la sincronización incluso con otras voces, pero sin duda la grabación durante la interpretación dramática añade matices e imprime mucha más fuerza a su personaje. Para poder realizar la grabación de Harrison se tuvo que usar una tecnología entonces totalmente innovadora, el micrófono inalámbrico.

Las canciones de Audrey Hepburn están, por el contrario, dobladas por Marni Nixon; y las de Jeremy Brett, en el papel de Freddy, por Bill Shirley. Aunque Hepburn pregrabó sus canciones, no se consideró que tuviera una voz adecuada. La voz de Hepburn puede oírse en la parte recitada del tema Just You Wait y resulta interesante de ver que, aunque su voz no es técnicamente tan buena como la de Nixon, la escena tiene más fuerza dramática.

En la década de 1950 y 1960 proliferarán los ghost singers, cantantes especialistas que prestan su voz a rostros famosos y no aparecen en los títulos de crédito. Marnie Nixon será uno de los casos más conocidos al prestar su voz a Margaret O’Brian, Sophia Loren, Janet Leigh, Jeanne Crain o Ida Lupino, y pasará a la historia del cine musical por doblar las canciones de Deborah Kerr en The King and I (Lang, 1956), de Natalie Wood en West Side Story (Wise-Robbins, 1961) y de Audrey Hepburn en My Fair Lady. Nixon debutará finalmente en el cine con un pequeño papel, la Hermana Sofía, en The Sound of Music (Wise, 1965). Otra famosa cantante fantasma fue India Adams que, entre otras, dobló a Cyd Charisse en The Band Wagon (Minnelli, 1953) y a Joan Crawford en Torch Song (Walters, 1953). Entre los cantantes masculinos se puede mencionar a Bill Lee, que dobló a John Kerr en South Pacific (Logan, 1958) y a Christopher Plummer en The Sound of Music (Wise, 1965).

La cuestión de si la voz de Audrey Hepburn estaba doblada o no será irrelevante en la versión que se estrene en España. Al igual que ya se había hecho con Mary Poppins (Stevenson, 1964) y tal como se hará con The Sound of Music (Wise, 1965), no sólo estaban dobladas al castellano las voces de los diálogos, también las canciones serían dobladas íntegramente. Las canciones de Audrey Hepburn en España fueron dobladas por María Teresa Heras. Su voz se nos acabaría volviendo inevitable y extrañamente familiar, pues sería asimismo la voz de Julie Andrews en Mary Poppins y The Sound of Music, o de Sally Ann Howes en Chitty Chitty Bang Bang (Hughes, 1968).

Entre los números se pueden destacar Wouldn't It Be Lovely.

https://www.youtube.com/watch?v=q5fW7sERw7I

With a Little Bit of Luck, protagonizado por un magistral Stanley Holloway, con otro gran número en la película, Get Me to the Church on Time.

https://www.youtube.com/watch?v=0jfkaf70SYM

El número más emblemático y recordado de la obra será The Rain in Spain, que está precedido por un breve y emotivo discurso del Dr. Higgings que iluminará y despertará en Eliza la conciencia musical y relevancia de usar correctamente el lenguaje.

https://www.youtube.com/watch?v=uVmU3iANbgk

Por último, el número Ascot Gavotte como mejor ilustración del sensacional trabajo realizado por Cecil Beaton. Para este número, con una coreografía marcadamente estática y teatral, Beaton diseña un vestuario en tonos blanco, gris y negro que, por sí solo, únicamente a base de cromatismo y formas, sostiene e imprime dinamismo a una secuencia visualmente inolvidable.

https://www.youtube.com/watch?v=uNgsAcSJdAg



[1] Julie Andrews ganaría aquel año el premio de la Academia a la Mejor Actriz por su papel en Mary Poppins (Stevenson, 1964). A la hora de recoger el premio, Andrews dio las gracias a Jack Warner por haber hecho aquello posible.