Productora/Distribuidora:
Ross Hunter / Universal Pictures
Estreno: 21-03-1967
Duración: 138 min.
Subgénero: Narración musical
Tramo: -
Thoroughly Modern Millie
(Millie, una chica moderna)
A pesar de tratarse de una obra moderna, cercana en el tiempo, es inexplicable el gran éxito comercial que tuvo película. Seguramente su acierto fue sintonizar la estética de la trama, ambientada en los Estados Unidos de los locos años de 1920, con el lenguaje pop de la época: moda retro, happy people, parodias de protocolos esclerotizados, amor libre, vuelos en aviones de doble ala con dibujos de fantasía en el fuselaje, grandes coches rojos… El atrezo parece formar parte de un delirio hippy, y el ritmo de la obra y muchas interpretaciones evocan una y otra vez a la película Help! (Lester, 1965) de The Beatles, principalmente en el tratamiento visual y bufo de las bandas criminales orientales. La dirección de la película había recaído en George Roy Hill, del que también se reconoce su acento alegre, como en Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969) o The Sting (1973).
El principal y continuado problema de la trama es que, estando pensada para un público adulto, se desarrolla con un guion y unos recursos que –aunque se pretendan como un regreso a magia e inocencia de la niñez– son trágicamente infantiles. Los recursos, utilizados de forma errática, desproporcionada y gratuita, están además extraídos de múltiples fuentes y géneros, incluido el primitivo cine cómico, con mujeres lanzadas por un cañón dentro de un teatro, o una fantasiosa escalada por la fachada de un rascacielos que, ni tienen engarce con el resto de la película ni les sirve la coartada de tratarse de un musical. Un musical habilita para andar por el techo, como en You're All the World to Me, (Royal Wedding, Donen, 1951); ascender en el aire, como en Seeing's Believing (The Belle of New York, Walters, 1952); o bailar en el firmamento, como en Smoke Gets in Your Eyes (Lovely to Look At, LeRoy, 1952), pero siempre se trata de una superposición de realidad y ensueño, lo que no es el caso. Aprovechando el desparrame de piezas sin ensamblar, se incluye una gratuita secuencia de una boda judía en la que canta Julie Andrews, y un número en un teatro de variedades, con acróbatas y perros, que, si bien resulta correcto desde un punto de vista historicista, su inclusión a capón en la trama resulta trasnochado para un musical de 1967.
El protagonismo de la película recae en Julie Andrews y Mary Tyler Moore, pero, cada vez que aparece en pantalla Carol Channing, aquí secundaria con papel cómico, el resto desaparece absorbido por el vórtice de energía de esta actriz. Channing era una veterana y premiada actriz de Broadway, protagonista de musicales como Gentlemen Prefer Blondes o Hello, Dolly! Por su papel en esta película será nominada al premio de la Academia como Mejor Actriz de Reparto.
En cuanto a Julie Andrews, aunque siempre se la ve feliz cuando interpreta papeles de época, y es innegable que su fácil frescura se adapta a los recursos y tono de la película –miradas a la cámara, parodias de desmayos…–, sus interpretaciones acaban siempre tendiendo a la línea plana. Esta obra supondrá un oasis en la carrera de Andrews, pues sus dos siguientes proyectos, Star! (Edwards, 1968) y Darling Lili (Edwards, 1970) concluirían en un absoluto fracaso. El papel del resto de los coprotagonistas es irrelevante y, las pocas veces que cantan lo hacen normalmente doblados, Mary Tyler Moore por Jackie Allen y John Gavin por Bill Lee.
Respecto a la parte musical, al inicio de la película hay un gran breve número como presentación de los personajes, Stumbling, –que se queda en puro espejismo, sin continuidad en la obra– bailado por Julie Andrews y Mary Tyler Moore en el ascensor.
https://www.youtube.com/watch?v=aQCx1TL7yyMSe incluye también una buena canción, Jazz Baby, compuesta por M.K. Jerome y Blanche Merrill, interpretada por Carol Channing con su peculiar y atractiva voz.
https://www.youtube.com/watch?v=DqQ24dRdyFc