Fantasía musical basada en una obra de Broadway. La película fue estrenada en el año 35 d.F.A. (esto es, 35 años después del debut de Fred Astaire en el cine) y será el último musical en el que actúe el genial artista. En su momento hubo críticas divididas sobre el resultado; hoy, es una simple mala película, aunque se afirme desde la admiración y el respeto que produce ver a Astaire con su magnetismo intacto, capaz de apoderarse de la pantalla con sólo un pequeño movimiento.

Quitando a Astaire, nada funciona. Empezando por la pésima labor de Coppola, que desconoce el género y crea un rocoso pastiche de irreales, que no mágicas, voces de teatro en exteriores, con actores muy mal dirigidos. Cinematográficamente, parece un experimento escolar: colores ilegibles por forzados contrastes de luz; planos cenitales delirantes y zooms decididos a los dados; imágenes casi sin profundidad de campo, adecuadas para resaltar un primer plano, que se vuelven purés visuales con movimiento. Musicalmente, como no podía ser menos, las pocas escenas de baile están rodadas de modo insensato, con la cámara encimada en los actores, dejándoles medio cuerpo fuera de plano, una cámara sin educación, sin cultura musical.

Respecto a los protagonistas, Astaire, ya con 69 años, se le ve anciano, lo que resulta muy correcto para su papel. Sin embargo, Petula Clark resulta ridícula y chocarrera en el papel de jovencita inocente con sus 36 años; y su voz de estudio de grabación no empasta con los soleados exteriores californianos. En cuanto a Steele, con su cargante interpretación infantil, atufa. Don Francks, en el papel de líder de comunidad proto-hippy, quizá entonces despertara simpatías, hoy sólo recelo. Y Keenan Wynn sigue exhibiendo sus limitados recursos dramáticos y su ilimitado encanto personal.

El tema más famoso y leitmotiv de la película es Look to the Rainbow, que Astaire y Clark interpretan en diversas ocasiones y que, afortunadamente para el compositor, conocerá mejores versiones.

Considerando que todo lo que interpretó Astaire es relevante para el género, recordemos aquí sus últimas líneas en un musical.

Yo ya he tenido mi Fort Knox. La situación es desesperada, la verdad. Desesperada, pero no es nada serio. [Voy] a encontrar un arco iris, el arco iris de Finian. No habrá caldero de oro al final de ese arco iris pero bajo él hay un mundo hermoso. Adiós, amigos, nos vemos todos en Gloca Morra.