Aunque Paint Your Wagon será la última adaptación a la pantalla de un musical de Loewe y Lerner –tras Brigadoon (Minnelli, 1954), My Fair Lady (Cukor, 1964) y Camelot (Logan, 1967); pues Gigi (Minnelli, 1958) fue creada originalmente para la pantalla– la obra original había sido estrenada casi dos décadas antes, en 1951. Concretamente entre Brigadoon (1947) y My Fair Lady (1956) y Camelot (1960). Dado que, musicalmente hablando, las obras de Loewe y Lerner ya resultaban poco innovadoras en la fecha de su estreno, esta obra de 1951 resultaba en 1969 definitivamente antigua.

En conjunto la película resulta fallida y seguramente hubiera ganado calidad y aceptación si se hubiera eliminado la parte musical. La obra es innecesariamente larga, 154 minutos; la progresión de la trama muy irregular –un relato claro en la primera parte de la obra y un desbarajuste de historias accesorias e inútiles en la segunda–; y muchas escenas quedan devoradas por los medios materiales derivados de un innecesario presupuesto. A pesar de las continuas escenas en exteriores, la obra se desarrolla como si se interpretará sobre un escenario, lo que, en conjunto, acaba resultando abrupto y discordante.

La película cuenta con tres grandes estrellas dramáticas, Lee Marvin, Clint Eastwood y Jean Seberg –los dos primeros cantan sus canciones mientras que Seberg está doblada por Anita Gordon– y un gran presupuesto. La interpretación Wand'rin' Star, por Lee Marvin, obtendrá una gran popularidad, lo que resulta justo pues el peso de la obra recae en su majestuosa interpretación. Con su sola presencia, se come todas las escenas y hace del resto del reparto un grupo de, magníficos, secundarios.

En la parte musical, los números no se sostienen por sí solos, las letras no hacen progresar la trama y el sonido está más pensado para la venta de discos que para dar verosimilitud a las emociones relatadas en la pantalla. En general, la parte musical interrumpe la película, funcionando mucho mejor los números corales, como Hand Me Down That Can Of Beans, que mantienen circulando la sangre de la obra.

Destacando sobre el resto de la película y de todos los números musicales, la secuencia en que Marvin canta Wand'rin' Star. Interpretada como un soliloquio por un Marvin meditabundo entre una marea de mineros que avanza por la calle embarrada, la pieza profundiza en los aspectos lúcidos y fatalistas del personaje.