Musical de producción inglesa, basado en una obra de teatro de Benn Levy y canciones de Richard Rodgers y Lorenz Hart. Planteada como comedia romántica de enredo, el argumento arranca recreando la vida de una actriz londinense de music hall –basada parcialmente en la biografía de la actriz y cantante Marie Lloyd– en el periodo previo a la Primera Guerra Mundial, y continúa con la vida de su hija, ya en la década de 1930, que trabaja también en el music hall y triunfa suplantando a su madre.

A pesar de incluir muchas canciones –la película añade cuatro temas adicionales a la obra original, compuestos por Harry Woods–, el estilo de las interpretaciones y las ocasionales coreografías carecen de personalidad, no se disfrutan y, la albarda de someterse a los ritmos escénicos, sobrecargan con excesiva y fría teatralidad la mayoría de las secuencias.

El peso de la película recae sobre Jessie Matthews, actriz que había logrado sus primeros éxitos realizando sustituciones de la famosa Gertrude Lawrence y que cosecharía gran popularidad en Gran Bretaña durante la década de 1930. Al igual que muchas otras estrellas de la época su estilo no podrá superar los cambios de gusto y sensibilidad surgidos tras la Segunda Guerra Mundial y desaparecerá del mundo del espectáculo. En el reparto, la acompaña Sonnie Hale, entonces su marido, Betty Balfour y Barry MacKay.

Entre las composiciones más exitosas, todas cantadas por Matthews, se encuentra el tema con el que arranca la película, una canción característica de teatro de variedades, Daddy Wouldn't Buy Me a Bow-Wow, que, aunque ya preludia un ritmo lento, flojas interpretaciones e irregular montaje, resulta interesante como recreación historicista del musical británico.

El número más ambicioso, y fallido, es When You've Got a Little Springtime In Your Heart. Interpretado sobre un escenario, se inicia (39’) con una canción contemporánea de la película y va retrocediendo década a década hasta llegar a 1904, recorriendo los diferentes ritmos y estéticas de la época: charleston, polkas…

Con criterio de cine musical moderno, y obviando las texturas y los trinos vocales de la época, el mejor número es Dancing on the Ceiling, muy bien contextualizado con un prólogo cómico (65’), en el que Jessie Matthews canta y baila la exaltación del amor en el salón de su casa.

La película íntegra en