The Blues Brothers es una obra singular por varios aspectos, pero ninguno de ellos relacionado con el género musical. El título y los estrambóticos personajes habían sido creados y desarrollados por John Belushi y Dan Aykroyd para una breve actuación musical con la que amenizaban un programa televisivo de la noche de los sábados. Con su austero vestuario en negro –traje, corbata, sombrero fedora y gafas– el dúo cuajó una imagen de marca tan potente como la de una multinacional, alcanzando una enorme popularidad a finales de la década de 1970. Todo lo que tocaban, fuera disco, programa de televisión o película, se transformaba en éxito comercial.

Esta película busca sencillamente capitalizar la popularidad del dúo. Los volvió aún más famosos, pero no fue tan rentable como se esperaba debido a su elevado coste, el doble de lo previsto, debido principalmente a los problemas que causó durante el rodaje el desfase de Belushi con las drogas –Landis hablaba de una montaña de cocaína sobre la mesa del camerino del cantante– y por la cantidad de coches y decorados destruidos en las escenas, por lo demás con total gratuidad.

Desde un punto de vista musical la obra es un simple jukebox, si acaso novedoso por no centrarse ni en un compositor –como los clásicos Yankee Doodle Dandy (Curtis, 1942), Rhapsody in Blue (Rapper, 1945), Night and Day (Curtiz, 1942), Words and Music (Taurog, 1948) o I dream of Jeanie (Dwan, 1952) –, ni en un cantante –The Emperor Waltz (Wilder, 1948), Young at Heart (Douglas, 1955), Love Me Tender (Webb, 1956)–, ni en un grupo musical –A Hard Day's Night (Lester, 1964) –, sino en estilos musicales, concretamente en soul y rhythm&blues. Estos ritmos se celebran y homenajean con las actuaciones de intérpretes clásicos como James Brown, Cab Calloway, Ray Charles, Aretha Franklin o John Lee Hooker. Esta aproximación de películas en torno a un estilo musical concreto –Hairspray (Waters, 1988), Rock of Ages (Shankman, 2012)– se convertirá en fórmula habitual en el futuro.

La película incluye decenas de canciones –el disco se publicaría al mismo tiempo que la película–, pero el único número que puede considerarse que tiene un desarrollo más propio de cine musical es Think, un himno feminista de 1968 interpretado por Aretha Franklin. A pesar de las múltiples tomas que se realizaron, el playback resultaba una práctica tan antinatura para la espontánea y explosiva Aretha que fue incapaz de sincronizar los labios con su grabación previa, haciendo del conjunto la obra de un equipo aficionado.

El resto de los números son interpretaciones sobre escenarios más o menos formales, resultando reseñables por su valor documental y por el prestigio de sus intérpretes, Minnie The Moocher, interpretada por Cab Calloway acompañado por una big band.

Así como el tema Boom, Boom; interpretado por John Lee Hooker.