Cartel

Notas de Cine Musical

Productora/Distribuidora:
Metro-Goldwyn-Mayer

Estreno: 01-02-1929

Duración: 100 min.

Subgénero: Profesionales

Tramo: D


Notas de Cine Musical


The Broadway Melody


(La melodía de Broadway)



Esta obra posee ese aire expedicionario, y por momentos errático, de las épocas de conquista. Será el primer musical que produzca la MGM, el primer musical completamente hablado (all talking) producido en Hollywood y también la primera película con sonido que ganará el premio de la Academia a la Mejor Película. Como todavía quedaban salas de cine que aún carecían de equipo de sonido se intercalan entre las imágenes carteles de texto narrando la trama, para poder proyectarse indistintamente como obra muda o sonora. En esta misma línea, antes de empezar cada número musical se ofrece un plano del programa de mano en el que se lee el título de la canción y el nombre de los compositores, razón por la cual aparecen acreditados al inicio de la película y referenciados durante la misma. Este recurso, vestigio del cine mudo, podría ser el inicio de lo que acabaría por convertirse en un guiño frecuente en el género: la cita o referencia a los creadores o a los mismos intérpretes en algún momento de la obra. La película será un éxito y tendrá hasta tres secuelas. Debido a ello, y para diferenciarla de las posteriores producciones, esta primera obra se conoce tanto por The Broadway Melody, su título original, como por The Broadway Melody of 1929.

Además de todo eso, la película se deja ver. Está sostenida por la buena interpretación de sus dos protagonistas, Anita Page y Bessi Love, y por algunas buenas canciones, principalmente la que da nombre al título, Melody of Brodway, así como por You Were Meant For Me, que, si logró fama entonces, se hará celebérrima años más tarde, cuando sea reutilizada para un número de Singin' in the Rain (Donen-Kelly, 1953). Las canciones de The Broadway Melody estaban compuestas por Arthur Freed y Nacio Herb Brown. Una década después Freed iniciaría su carrera como productor de musicales –una labor que le convertirá en referente y leyenda del género– y reaprovechará muchos de sus temas clásicos.

Más allá de ser suficientemente entretenida, resulta también documentalmente interesante mostrándonos la vida de los artistas detrás del escenario. Para recrear la parte más profesional, la película pone en escena al empresario Zanfield, trasunto evidente de Florence Ziegfeld (1869-1932). Aunque la vida de este exitoso empresario de Broadway será recreada y aparecerá en multitud de películas –The Great Ziegfeld (Leonard, 1936), Ziegfeld Girl (Leonard, 1941), Ziegfeld Follies (Minnelli, 1945), Funny Girl (Wyler, 1968)– el relato que aquí se ofrece resulta más terrenal, más auténtico –al fin y al cabo, en 1929 Ziegfeld estaba vivo y no era aún momento para hagiografías– y los números que se representan en el teatro de Zanfield/Ziegfeld no se muestran edulcorados por los posteriores avances técnicos ni perfeccionados por profesionales de técnica más depurada: posiblemente muchas de las chicas del coro de Zanfield lo habían sido también con Ziegfeld. Puestos a utilizar nombres inspirados en la vida real, en la película aparece también un personaje llamado Jock Warriner, haciendo de millonario repelente, putero y sin escrúpulos, lo que, para nuestra mirada actual, atenazada por lo políticamente correcto, resulta una broma chocante pues el nombre inevitablemente evocaba a Jack Warner, ejecutivo de la Warner Bros y entonces principal competidor de la MGM.

La película cuenta con un guion escaso, nada extraño en el género, pero que resulta mejorado gracias a la buena integración que consigue con los números musicales así como, paradójicamente, por el vaivén de su discurso. Siendo una película Pre-Code, el cortejo reducido a puro deseo sexual es mostrado sin ambages pero, al mismo tiempo, la trama está atravesada por un buenismo, por momentos espeso, que hoy se nos muestra cochambroso. Con esos ingredientes tan contrarios, entre gañán y catequista, se produce la inevitable inmersión en el melodrama que caracteriza el desarrollo de la obra. También añade una peculiar tensión el hecho de que el realizador, Beaumont, no parezca tener nada claro cómo acabar la historia y, con todo el pescado ya vendido, la alarga durante varios minutos, sin destino ni timonel, añadiendo un pegote final que parece una obra de teatro rodada meses más tarde.

En cuanto a las canciones, Broadway Melody es interpretada por Charles King en un par de ocasiones. La primera, en un concurrido estudio donde ensayan decenas de músicos y cantantes, en una versión sin orquestar, que resulta la más conseguida. La segunda es interpretada sobre un escenario y resulta asimismo interesante, aunque en esta ocasión por la estética constructivista de los decorados.

https://www.youtube.com/watch?v=1pzVm6nm4xM       

https://www.youtube.com/watch?v=OxWVH28E1KY

Los versos de este tema, Broadway Melody, encierran medio decálogo de un profesional del espectáculo.

Tienes que hacer el payaso en Broadway
Allí tus problemas están pasados de moda
Porque Broadway siempre luce una sonrisa.[1]

Otro número interesante es You Were Meant For Me, que Charles King canta a la bella Anita Page, poseedora del entonces conocido como el rostro más bello de Hollywood.

El musical ofrece más temas –Love Boat, Boy Friend, Truthful Deacon Brown, Lovely Lady– entre los que destaca Wedding of the Painted Doll, no tanto por la melodía como por la coreografía que la acompaña. En una época en la que todo se realizaba a tientas, el número es relevante como documento de un espectáculo de la belle epoquè y por ser el primer número musical en el que se utilizaba música pre-grabada en vez de una orquesta tocando en directo. Habría que añadir que, adelantándose en varias décadas a los campos de futbol, aquí también el coro se lo pasa en grande haciendo la ola y pasándose un balón gigante.

https://www.youtube.com/watch?v=t9L00CXR7Go



[1] You've got to clown on Broadway / Your troubles there are out of style / Cause Broadway always wears a smile