Cartel

Notas de Cine Musical

Productora/Distribuidora:
Summit Ent / Black Label Media / TIK Films / Impostor Pict / Gilbert Films / Marc Platt Prod

Estreno: 31-08-2016

Duración: 128 min.

Subgénero: Narración musical

Tramo: D


Notas de Cine Musical


La La Land


(La ciudad de las estrellas (La La Land))



Lo mejor de esta película es su inspiración y trabajado tributo al género recorriendo sus convenciones –ensueños relatados como música, amor expresado con ingravidez, jazz, París…–, y regresando a la planificación cinematográfica del musical clásico, con largos planos para los números musicales que requieren cuatro meses de ensayos previos al rodaje. Lo peor, que el tributo se construye como un remedo, sin especial innovación. No sólo supone cierta rigidez programática sino que empuja inevitablemente a una comparación directa con los musicales que toma como referencia, de la que La La Land difícilmente podía salir bien parada aunque sólo fuera por no contar con los especialistas del género que aquellas sí disponían.

La película, prácticamente una obra de autor de Damien Chazelle, que es el guionista y el director de la obra, recibió catorce nominaciones, todo un record para un musical, y acabaría ganando seis: Mejor Director, Actriz, Fotografía, Música original, Canción (City of Stars) y Diseño de Producción. No resulta tampoco sorprendente este reconocimiento por parte de Hollywood porque, más allá de sus méritos cinematográficos, la película es muy patriota: habla de Hollywood, algo que a Hollywood le encanta; habla de su ciudad, Los Ángeles; regresa con nostalgia pero sin tristeza a las dos grandes y genuinas aportaciones culturales norteamericanas, el jazz y el cine musical, buscando actualizarlos, y articula toda su trama en torno a un leitmotiv nacional: Estados Unidos es el país de las oportunidades y California la tierra de los soñadores que perseveran en su sueño.

En su conjunto la película es honesta y valiente, fotografiada con una preciosa y clásica paleta de colores –fue rodada con película de celuloide, no digital, y Panavisión, buscando el efecto del musical clásico–, con muy buen montaje y una interpretación sobresaliente de Emma Stone, que saca brillo al acertado vestuario diseñado por Mary Zophres, una labor que estaría nominada por la Academia.

Desde el punto de vista musical se agradece que en 2016 la obra haya sido concebida y desarrollada ad hoc para la pantalla y no un simple rodaje de un musical teatral. El ritmo de la obra es, por tanto, adecuado, aunque los números resultan irregulares y en demasiadas ocasiones explicitan que, la música y las canciones, forman parte de un monólogo interior. Gracias a un público hecho y formado en el lenguaje cinematográfico este se ha hecho más rico y su sintaxis cada vez más compleja. Las películas ya no necesitan insertar el plano de un taco de calendario con las hojas volando para representar el paso del tiempo, ni primeros planos borrosos para indicar que el personaje regresa al pasado. Sin embargo aquí parece partirse de la idea de que el público joven no llegó a conocer, o ha perdido, las claves del género y necesita muchas pistas –normalmente establecidas mediante juegos de luces– para entender lo que está pasando.

Musicalmente, las melodías son agradables y las letras demasiados flojas, incluso fatuas, para acompañar la trama. Las coreografías están creadas y dirigidas por Mandy Moore, una profesional muy popular en Estados Unidos por su trabajo en concursos de danza de la televisión, como Dancing with the Stars o So You Think You Can Dance. Partiendo del hecho de que los protagonistas no son bailarines profesionales puede decirse que sus coreografías no son brillantes pero sí apropiadas, buscando más el impacto visual que la complejidad técnica. El trabajo de Moore se ve además muy exigido por el hecho de que Chazelle decidiera rodar los números en una sola toma. Mientras que el montaje a base de breves y frenéticos planos, convulsos, propios del videoclip –llevados a la gran pantalla en obras como Moulin Rouge!(Luhrmann, 2001) – posibilitan que bailarines inexpertos interpreten coreografías más complejas, a la vez que con menor carga de ensayos, y que el ritmo de la escena pueda regularse en la fase de montaje, en este caso lo que hay es lo que se ve.

La película arranca con un número musical, Another Day of Sun, en un plano secuencia de más de 4 minutos. Basta este dato para inferir la aspiración del director de rodar cine. Y, con su superposición de realidad y ensueño, su declaración expresa de rodar cine musical. Sin duda, resulta acertada esta introducción clásica, con número que pone claramente sobre la mesa el ritmo y la intención de la película. Pero por la falta de ilación narrativa entre la exultante alegría de los bailarines y su enfado por el monumental atasco, la dispersión de los personajes y, sobre todo, por el lenguaje visual utilizado, la escena parece más propia de un largo anuncio de cerveza.

https://www.youtube.com/watch?v=5MxwNeLoh8A

El segundo número, Someone in the Crowd –como el resto, rodado en un único plano, es un claro homenaje al musical clásico americano y a las texturas de Les parapluies de Cherbourg (Demy, 1964) y Les Demoiselles de Rochefort (Demy, 1967). Crítica y aficionados han rastreado, con más o menos celo, conocimiento y acierto, los múltiples guiños a los musicales clásicos, guiños que Chazelle no oculta en absoluto, concretamente hacia Jacques Demy: en la escena en la que la cámara enfoca la libreta en la que el personaje de Emma Stone está escribiendo una obra de teatro, se ve que a la protagonista la ha llamado Geneviève, una evidente alusión a Geneviève Émery, el personaje interpretado por Catherine Deneuve en Les parapluis. Se pueden encontrar referencias incluso a entrevistas dadas por Bob Dylan y recogidas en el documental No Direction Home (Scorsese, 2005). Este número multicolor y multirracial está interpretado por Emma Stone acompañada de Callie Hernández, Sonoya Mizuno y Jessica Rothe.

https://www.youtube.com/watch?v=WIrHn-lBajY

El número más popular será A Lovely Night, bailado en un parking con una amplia vista de Los Angeles al fondo.

https://www.youtube.com/watch?v=waTDxRZ93Qc

La escena musical que tiene lugar en el observatorio astronómico, Planetarium, cuenta asimismo, más allá de su representación de la ingravidez de los enamorados, con referencias en el musical clásico, la más evidente Smoke Gets in Your Eyes (Lovely to Look At, LeRoy, 1952).

El tema ganador del oscar, City of Stars, es interpretado a dúo por los protagonistas, Emma Stone y Ryan Gosling. La escena ilustra muy bien la buena química mostrada por la pareja –que ya había actuado junta en un par de ocasiones, Crazy, Stupid, Love (Ficarra-Requa, 2011) y Gangster Squad (Fleischer, 2013)–, aunque Emma Stone parece mostrarse y sentirse siempre sobrada de recursos dramáticos para actuar magistralmente sin una especial complicidad con el resto de actores.

https://www.youtube.com/watch?v=VFUos9sYbHs

La película acaba con un reencuentro final de los antiguos amantes, ambos con su sueño conseguido, un final que evoca tanto a Les parapluies de Cherbourg (Demy, 1964) como a New York, New York (Scorsese, 1977), si bien Chazelle sobrepone sobre el piano tocado por Gosling un conseguido montaje de la vida posible que podrían haber tenido –una vida, por demás, muy semejante, tan semejante que la propuesta raya en la falta de reflexión o en el cinismo– de haber seguido juntos.