Primera incursión de los británicos Michael Powell y Emeric Pressburger en el mundo de la música. A lo largo de las décadas de 1940 y 1950 Powell y Pressburger –conocidos como The Archers, la productora que crearon para su asociación– escribirán, dirigirán y producirán casi treinta películas con un conseguido equilibrio entre la obra de autor y el producto industrial, entre espíritu intelectual y comercial, entre innovación tecnológica (Technicolor, CinemaScope…) y tradición. The Archers rodarán tres musicales: este The Red Shoes (1948), inspirado en el cuento homónimo de Hans Christian Andersen; The Tales of Hoffmann (1951), adaptación de la ópera de Jacques Offenbach, basada a su vez en unos cuentos de E. T. A. Hoffmann; y Oh… Rosalinda!! (1955), basado en la opereta Die Fledermaus (El murciélago) de Johann Strauss. Si bien sus obras siempre tuvieron aceptación del público, con el tiempo han ido ganando prestigio y reputación.

Aunque de The Red Shoes se podría enmarcar dentro del subgénero backstage musical –montaje de espectáculo, selección de candidatos, descubrimiento de nueva estrella, éxito azaroso, romances, duros ensayos, sacrificio de vida privada en aras del arte o del éxito…– el desarrollo, perfilado de personajes y dramático final acaba por alumbrar una obra diferente. Al igual que varía la velocidad de la luz según el medio por el que se propaga, el índice de refracción de la cultura europea difiere del de la norteamericana e incluso realizando un misma planteamiento y usando muchos elementos comunes con el musical clásico de Hollywood se alumbra otro tipo de obra. En The Red Shoes  se recrea el mundo de las compañías de ballet y la intimidad de sus creadores, siempre inmersos en los infiernos de la creación y la ambición, con un delicado tratamiento de la imagen y del color, acertadas localizaciones, incisivos decorados y creíbles personajes con interpretaciones muy consistentes.

La obra cuenta con grandes figuras del género. En la coreografía –con elementos de baile y escenografías que hacen palidecer a muchas superproducciones de Hollywood – Robert Helpmann, que además interpreta el papel de Novio en el ballet de The Red Shoes. Asimismo, Léonide Massine –leyenda viviente, coreógrafo de los Ballets Rusos de Diáguilev– que interpreta el papel de Zapatero y es responsable de su propia coreografía. En los papeles femeninos, Moira Shearer y Ludmilla Tchérina. Sosteniendo el personaje con más trasfondo y fuerza interpretativa, Anton Walbrook. El número de ballet, casi único, que da título a la obra y dura 15 minutos es The Red Shoes.

La obra tiene una magnífica fotografía, acreditada al británico Jack Cardiff, que resalta y magnifica cada plano e integra de manera fluida el naturalismo de la parte dramática con la escenografía de los ballets.