El musical Annie se había estrenado en Broadway en 1977. La obra, con música de Charles Strouse y letras de Martin Charnin, se convertiría en un éxito muy popular no sólo por permanecer en cartel durante seis años sino por las múltiples producciones en decenas de países y las diferentes versiones para la pantalla.

Esta versión de 1982 será la primera llevada al cine. Su productor fue Ray Stark. Stark no era un novato en el género. Había realizado, sin acreditar, la producción ejecutiva de West Side Story (Wise-Robbins, 1961) y producido Funny Girl (Wyler, 1968) y Funny Lady (Ross, 1975). Si nos fijamos en la selección que realiza Stark de los dos roles claves, el de director y el de responsable de los números musicales, tal parece que Stark buscaba replicar un tándem similar al que había cuajado en West Side Story un éxito mundial: un director reputado, aquí, John Huston, acompañado de un coreógrafo especialista de Broadway, en esta ocasión Joe Layton, que conocía el mundo del cine por haber participado en Thoroughly Modern Millie (Roy, 1967).

Stark identificaba sin duda los problemas estructurales y de ritmo que habían sufrido otras exitosas obras de Broadway al ser llevadas al cine. Así, contratará un guionista Carol Sobieski para realizar cambios a la obra escrita para los escenarios y le añadirá cinco nuevas canciones al repertorio, a la vez que elimina otras dos. Se aprecia asimismo la atención prestada a la hora de elegir a los secundarios pues incorpora, entre otros, a Ann Reinking, reputada bailarina, coreógrafa y parte de la historia del género por su participación en All That Jazz (Fosse, 1979); Tim Curry, artífice del personaje Dr. Frank-N-Furter en The Rocky Horror Picture Show (Sharman, 1975); y Bernadette Peters que, aparte de sus éxitos en Broadway, había descollado y emocionado con su papel en Pennies From Heaven (Ross, 1981). El reparto contó asimismo con Carol Burnett, incombustible y polifacética artista que apuntalaba el tono de comedia. Como protagonista se escogió a la actriz infantil Aileen Quinn y, para el papel de millonario, al popular Albert Finney, que ya había protagonizado un musical para niños, Scrooge (Neame, 1970), un papel por el que había obtenido el Golden Globe al mejor actor en Comedia/Musical.

Considerando lo dicho, el resultado final de Annie ilustra muy bien lo complejo de este género: no es que sea un mal musical, es además una pésima comedia y una película descompensada, amorfa, incapaz de mantener la gracia de la obra teatral original ni de aprovechar el presupuesto y los actores que dispone. Nada que decir de las populares canciones, pero la obra no tiene ritmo; las coreografías, son erráticas y desganadas; los encuadres, forzados y lastimosos. Una mala película para el público adulto y con muy poco margen de mejora para el infantil.

Huston, en lo que suponía su primera incursión en un musical, no sabe qué se trae entre manos y Layton tampoco cumple el papel que había hecho Robbins. En cuanto a la protagonista, Aileen Quinn, sobre la que recae gran peso de la obra, no aporta encanto alguno al personaje y, las directrices que le transmiten, con las que parece quedar remedar a Shirley Temple, terminan por convertirla en una marioneta a la que le han puesto una máscara. Sobre la interpretación de Finney, muy mala, produce perplejidad e irritación que el único material que aporte para construir a su personaje sea pegar gritos.

Los números correspondientes a las famosas canciones, Tomorrow y It's the Hard Knock Life, se diluyen, confusos, sin valor alguno, salvándose únicamente algún instante de las interpretaciones realizadas por los actores adultos, como el número Easy Street, interpretado por Burnett, Petes y Curry.

Annie será de nuevo llevada a la pantalla, en este caso para televisión, por Disney en 1999; y se realizará un remake de esta película en 2014, dirigido por Will Gluck, que tendrá como aportación más evidente que la protagonista es afroamericana.