Productora/Distribuidora:
Metro-Goldwyn-Mayer
Estreno: 19-04-1935
Duración: 97 min.
Subgénero: Profesionales
Tramo: -
Reckless
(La indómita)
Si se atiende a su trama, Reckless está fabricado con los mimbres de una telenovela: el hijo de un millonario se encapricha de una actriz de Broadway –mujer de buena pasta, que vive con su cariñosa abuela y es fiel a su agente teatral–, con la que consigue por fin casarse. Él, borracho; ella, enamorada. Cuando la rica familia del marido y su entorno social repudian el desigual matrimonio, y su antigua prometida se casa con un nuevo pretendiente, el mozo asume su futilidad y vana infelicidad y se pega un tiro. Parte de la prensa y del público carga contra la actriz: la culpan de la muerte. Se descubre entonces que ¡está embarazada!, pero ella rechaza la fabulosa herencia que le corresponde así como cualquier ayuda económica: tan sólo quiere quedarse con su hijo, ser una buena madre, retomar su vida. Meses después regresa a su trabajo en Broadway pero la plutocracia neoyorquina, que se la tiene jurada, acude en pleno a la representación únicamente para arruinarle el espectáculo con alevosía y saña: ¡supondrá su ruina y la del promotor! La actriz, todo pundonor y dignidad, sale al escenario, les da un repaso con un discurso sobre la decencia y anuncia que esa será su última actuación. Deja las tablas y se casa con su fiel agente, amigo de toda la vida. En fin, quizá uno de los títulos provisionales de la película sea su mejor resumen: A Woman Called Cheap [Una Mujer Llamada Vulgar].
Dado que la película apenas cuenta tres números musicales –todos sobre un escenario, utilizados únicamente para presentar al personaje y para dar mayor dramatismo al conflicto con el público–, podría catalogarse de biografía novelada de una actriz de Broadway, pero no propiamente de musical. Tampoco de comedia; ni de melodrama. Y este es, acaso, uno de los problemas de la obra: no la dificultad para etiquetarla, sino la confusa y fallida mezcla de tonos y géneros, en parte causada por la decena de escritores que entró y salió en el guion –P. J. Wolson, Joseph Mankiewicz, Philip Barry…– resultando un conjunto de excelentes e ingeniosas réplicas y contrarréplicas, más literarias que cinematográficas, con demasiadas lagunas e incoherencias en el desarrollo del argumento.
En la película destaca también la parcialidad de Hollywood frente a los escándalos. Hollywood adora los escándalos si son sus escándalos: aumentan la recaudación. Por esta razón la película es una de las varias–otra sería Sing, Sinner, Sing (Christie, 1933)– que novelan el matrimonio entre la actriz de Broadway Libby Holman y el magnate Zachary Smith Reynolds II, que murió de un balazo, siendo declarado como suicidio por la policía y asesinato por parte de la prensa. Para alimentar su escándalo la MGM reunió como pareja protagonista a Jean Harlow con William Powell pues, el hecho de que la pareja tuviera un romance y de que Harlow fuese renuente a aceptar el papel por haberse suicidado su anterior marido, provocaba un placer morboso en el público.
Pero, por otra parte, Hollywood teme los escándalos creados por otros: disminuyen la recaudación. Sabe que el público adora los escándalos de cualquier signo, y que basta que vire ligeramente el viento para pedir que crucifiquen a quien ayer alababan. Así que, en el desarrollo de la trama, la película sujeta firmemente las velas y toma rumbo y decidido partido defendiendo la honestidad y la calidad humana de artistas y sus agentes frente a los prejuicios, prepotentes e injustos, del público. Se trata, por tanto, de un relato de defensa del gremio de la industria del espectáculo, un aviso que lanza a la otra gran industria amante de sus escándalos, la de los medios de comunicación.
Aunque a la MGM aún le quedaban algunos años para convertirse en el estudio de referencia del género musical, se aprecia ya su foco viendo el lujoso reparto: dirigidos por Victor Fleming, cuenta con la estrella más glamurosa del estudio, la rubia platino Jean Harlow, entonces con 24 años, acompañada de los sólidos William Powell y Franchtot Tone, y de algunos secundarios sobresalientes, Mary Robson, Henry Stephenson, Rosalind Russell y Mickey Rooney.
Desde el punto de vista musical se incluyen varios temas, pero el único reseñable es Reckless, de Kern y Hammerstein. Harlow aporta únicamente los rizos –indicio del anticuado planteamiento como musical pero también del intento estratégico de la MGM de ligar el género con todas sus estrellas– pues canta doblada por Virginia Verril y baila doblada por Betty Halsey. Este número aparecerá incluido en la antología That’s Entertainment (Haley Jr, 1974) pero no tanto por los méritos absolutos del número como por tratarse de una recopilación circunscrita a películas de la MGM y aparecer en el número una de las estrellas legendarias del estudio y de Hollywood. Se trata de un largo número, con varios cambios de escenarios y coreografías, en la que Harlow termina bailando con Carl Randall –bailarín de Ziegfeld Follies– en un antro de gitanos, con todas las mujeres vestidas de faralaes. El momento más famoso y reproducido se limita al arranque, centrado en primeros planos de Harlow.
https://www.youtube.com/watch?v=Zbx8FzCEOWQCinematográficamente, aunque cuenta con muchos medios técnicos y materiales, el número es malo al estar claramente condicionado por la imposibilidad de conseguir planos generales con Harlow bailando.
Los otros temas son Trocadero y Ev'rything's Been Done Before, incluidos en la secuencia de un ensayo de la compañía en el que, lo más relevante, es que están interpretados por un jovencísimo Allan Jones que debutaba en el cine con esta película, y Hear What My Heart Is Saying, número final, con la interrupción causada por el abucheo del público y el discurso de la protagonista, con el que se cierra la película.
https://www.youtube.com/watch?v=H14lEzELYkY