Cartel

Notas de Cine Musical

Productora/Distribuidora:
Metro-Goldwyn-Mayer

Estreno: 22-03-1936

Duración: 177 min.

Subgénero: Biopic

Tramo: D


Notas de Cine Musical
  • Música
  • Letra


The Great Ziegfeld


(El gran Ziegfeld)



Biopic del empresario teatral Florence Ziegfeld (1867-1932) –Flo, Ziggy–, que concibió y produjo en New York el espectáculo de revista Ziegfeld Follies, inspirado en el cabaret Folies Bergère de París. Ziegfeld es la leyenda, el referente, el nombre mítico en la historia del teatro musical de Broadway –tanto por innovar como por consolidar el género– y un antecedente clave para el cine musical.

La película –bien dirigida, aunque prolija y edulcorada– nos muestra un empresario elegante, jugador, detallista, seductor, atento a los gustos del público, con instinto para el espectáculo, astuto negociador –aunque siempre arruinado por proyectos cada vez más ambiciosos; de hecho, su viuda, Billie Burke, vendió los derechos para este biopic con el fin de saldar deudas pendientes–, supersticioso, honesto a su modo en su moral de impostura y farol, buscador de nuevas figuras del género en tugurios de tercera y hacedor de estrellas manipulando a la prensa sensacionalista. Dicho de otro modo, la película, siendo interesante para cualquier amante del género, hay que verla más como un documental novelado sobre una figura fundacional que como una obra musical.

Como parte de esta suerte de documental, se incluyen actuaciones de Fanny Brice –interpretando My Man, el tema que cerraría su propio biopic en el cine, Funny Girl (Wyler, 1968), interpretado con Barbra Streisand–, Harriet Hoctor y Ray Bolger, todos interpretándose a sí mismos. Hay también recreaciones de números de Eddie Cantor, muy bien interpretado por Buddy Doyle, y de Lillian Lorraine, por Virginia Bruce. Pero sin duda, el número más singular y memorable –hoy, un artefacto kitsch, absoluta e inexorablemente trasnochado– es A Pretty Girl Is Like a Melody, basado en una canción de Irving Berlin que se había convertido en una especie de sintonía oficial de los Ziegfeld Follies. Para este número se construirá una gigantesca torre giratoria con forma de tarta nupcial y una rampa en espiral alrededor de la misma sobre la que posan sonrientes un par de centenares de coristas y bailarines y en el que se entremezclan sin solución de continuidad arias de ópera con acordes de Gershwin. Presupuestos desorbitados sin especial magia: puro músculo de Hollywood, pero un músculo con tal delirio y desmesura que produce una imagen inolvidable.

https://www.youtube.com/watch?v=JgYEFeFnpNs

Aunque tangencialmente, el guion también toca el tópico sobre el conflicto entre la cultura clásica europea y el gusto por el espectáculo en Estados Unidos en una escena en la que, el padre de Ziegfeld, director de un conservatorio de música, recrimina a su hijo sus intenciones de dedicarse a ese mundo: Desde que eres un niño te he educado en música y en arte. De tu madre recibiste refinamiento, gusto, cultura. ¿De qué ha servido? (…) Y tú, mi propio hijo, lo único que quieres es un circo.