Productora/Distribuidora:
United Artists
Estreno: 02-10-1936
Duración: 86 min.
Subgénero: Profesionales
Tramo: -
The Gay Desperado
(El alegre bandido)
La película cuenta con mimbres para ser buena, singular, pero, definitivamente, es un mal musical. Mientras el mainstream del género ya se había decantado por la comedia y números con raíz en el music hall y el vaudeville, Mamoulian plantea una comedia romántica que recuerda a la opereta europea, pero dando un doble salto mortal. La trama no se desarrolla en palacios de pequeñas monarquías centroeuropeas, ni aparecen en pantalla atildados aristócratas que caen rendidos por un flechazo de amor, sino que tiene lugar en la frontera del norte de México y los protagonistas son sudorosos bandoleros juerguistas que cabalgan vociferando y se emborrachan mientras cantan alrededor de una hoguera.
La película arranca con una secuencia maravillosa, plena de ritmo. En una pequeña sala de cine de un pueblo perdido de México se proyecta una película de gánsteres norteamericanos. Entre el público, trémulo por la emoción y por los intentos de ver por encima de los enormes sombreros mexicanos, un grupo de bandoleros atiende extasiado a los breves y amenazadores diálogos del hampa yanqui –or else…!–, a las vertiginosas persecuciones policiales, los implacables asesinatos y los rentables secuestros que realizan sus colegas del norte. En un momento dado, Braganza, el jefe de la banda, concluye que deben renovarse e imitarlos porque, Así es como se hacen las cosas. Son los métodos modernos. Y, como resulta que el jefe es además melómano, la primera persona que decide raptar en su nueva línea de negocio es un tenor de ópera. En fin, genial. De paso, como una muestra más del singular espíritu de esta obra, outsider en un género tan machista y patriotero como el musical, la película se mofa al alimón del género masculino y de los norteamericanos.
Pero, a pesar de que Mamoulian logra una película de sonrisa constante, deliciosamente divertida e irónica, con persecuciones policiales –pero no realizadas con automóviles, sino con caballos–, como musical no vuela. Sin duda, el genial Mamoulian tendría muchas limitaciones, pero en este caso con las que se tropieza no son las suyas, sino del reparto, concretamente las del protagonista masculino, Nino Martini, rígido y con nulas dotes dramáticas, y, a todas luces, con las del corto presupuesto.
Nino Martini era un cantante de ópera de cierto prestigio, habitual en el Metropolitan de Nueva York, pero hoy sus arias resultan una lata y su contribución se reduce a estorbar al resto del reparto y a lastrar el dinamismo de la película. Resulta imposible de remontar. Por lo demás, en la película no hay baile y Martini es el único que canta, amén de unos coros con deshilachados corridos mexicanos.
https://www.youtube.com/watch?v=00X8bp1NKqUAunque Mamoulian inventa deliciosas virguerías para paliar la interrupción del ritmo causada por las largas arias –montando sobre la voz algún plano en los que sigue progresando la trama o presentando a otros personajes–, no resulta suficiente.
La labor de Martini queda a veces disimulada, pero sólo disimulada, por el buen trabajo del resto de los actores, principalmente Leo Carrillo, en el papel de jefe de bandidos, e Ida Lupino, de chica guapa y enamorada. Ambos realizan una estupenda interpretación. Tiene también algún protagonismo Mischa Auer –conocido por su papel de ruso gorrón en You Can't Take It with You (Capra, 1938) –, pero su papel, que debía ser cómico en su momento, resulta hoy pasado y lento.
Al final, Mamoulian consigue una película singular, gozosa, entrañable de ver pero, no se salva como musical. Una pena.