Cartel

Notas de Cine Musical

Productora/Distribuidora:
RKO Radio Pictures

Estreno: 07-05-1937

Duración: 116 min.

Subgénero: Profesionales

Tramo: B


Notas de Cine Musical


Shall We Dance


(Ritmo loco)



Séptima película de Ginger y Fred con la RKO. Debido a la veloz transformación del género la exitosa fórmula del dúo comenzaba a mostrar síntomas de anquilosamiento. Para añadirle frescura, la RKO convenció a los Gershwin para que compusieran la banda sonora y canciones originales. Como George Gershwin había cuajado parte de su enorme éxito combinando ritmos de jazz con esquemas de música clásica europea, la trama de la película consistiría precisamente en el romance entre dos bailarines profesionales, una popular bailarina de música moderna norteamericana y un reputado bailarín de ballet clásico.

Shall We Dance es posiblemente la comedia más divertida de la pareja gracias al papel del gran Edward Everett Horton. Resulta inolvidable la escena cuando, tras levantarse en un viaje trasatlántico con un resaca monumental, le traen al camarote la bandeja de desayuno –bacón, huevos fritos… – y, cogiendo la bandeja, en un movimiento sin solución de continuidad, la tira por la borda con todo lo que trae encima; un gag que, por su expresividad visual, recuerda a los grandes del cine mudo; como si a Keaton o a Chaplin se le hubiese quedado este gag metido en un cajón y se lo hubiera cedido al guionista.

En cuanto a los protagonistas, Ginger resulta correcta, vistosa con los trajes diseñados por Irene, pero también muy aburrida. No es que aburra, es que se la ve aburrida. Y, superada musicalmente. Su voz mantiene un timbre anticuado, algo chillón, a diferencia de Astaire, perennemente navegable en su melosidad.

Respecto a los números, la rutina de Astaire en solitario, Slap That Bass, en la sala de máquinas del barco, con el ritmo de los motores haciendo de palmeros, resulta encomiable por el esfuerzo por innovar y asociarse con ritmos mecánicos, modernos, aunque globalmente resulte algo deslavazada.

https://www.youtube.com/watch?v=VsEpYYQCZQY

Aunque muy brevemente, el virtuosismo de Astaire se refleja mejor en una rutina cómica donde ejecuta un tap siguiendo el ritmo de un disco de gramófono que, primero se raya y, luego, empieza a girar cada vez más despacio, según se queda sin cuerda.

De sus bailes en pareja, con They All Laughed (at Christopher Columbus) reproducen su típico gag en el que Fred empieza  a bailar ballet simulando que no baila tap hasta que, de pronto, pega un redoble con las chapas de sus zapatos y Ginger, quieta hasta entonces y sin saber qué hacer, abre los ojos con cara sorprendida para, a continuación, comenzar a bailar juntos.

https://www.youtube.com/watch?v=0GJm0BDDRtY

Es un número soberbio, de seis minutos de duración y sólo media docena de planos que posibilitan disfrutar cada segundo. Estas secuencias de Astaire y Rogers consolidaban una de las nuevas, y esenciales, convenciones del cine musical: dos o más personas podían empezar a bailar perfectamente al unísono aunque nunca hubiesen bailado previamente juntos. Lo relevante, y lo que percibe el espectador omnisciente, es su sintonía interior, su diálogo químico, la aventura de abrirse al otro y reconocerse. Obviamente, entre las convenciones del género se incluye también la ficción de la ficción: esto es, que, si otros personajes dentro de la película les ven bailar, también disfrutan de su coreografía/sintonía.

Los números más conocidos de este musical son los que incluyen dos futuros standards de la canción norteamericana. El primero de ellos, Let's Call the Whole Thing Off, cantado a dúo por la pareja en Central Park, antes de ponerse a bailar con los patines.

https://www.youtube.com/watch?v=LOILZ_D3aRg

El segundo, They Can't Take That Away from Me, que le canta Fred a Ginger rodeados de niebla, mientras regresan en ferry a Manhattan, tras haberse casado en New Jersey.

https://www.youtube.com/watch?v=fuufFgAMkGE

Astaire volverá a cantar este tema años más tarde, en The Barkleys of Broadway (Walters, 1949). Parece ser que a Gershwin –que moriría a los pocos meses de estrenarse esta película– le disgustó que se montaran tan seguidos estos dos temas: no los dejaba brillar individualmente. Hoy, resultaría interminable listar las decenas de versiones realizadas de estas composiciones.

El número final arranca con Hoctor's Balle, un tema escrito exprofeso por Gershwin para la bailarina Harriet Hoctor. Tiene más mérito acrobático que estético. Hoctor incluso da algo de grima. Pero, como casi todo lo que compuso Gershwin, su aureola en el imaginario colectivo de Estados Unidos era tan grandiosa que, cualquier composición suya, era aclamada. El número continua con un baile final, Shall We Dance / Finale and Coda, en el que Astaire expresa su amor por Rogers montando una coreografía en la que una multitud de bailarinas cubren su rostro con una careta que reproduce la cara de Ginger. Ginger, al ver el montaje y sabiéndose entonces realmente amada, se oculta bajo una de las caretas y Fred gira y gira, loco de amor, buscándola bajo todas las caretas hasta logra encontrarla, y seguir bailando y comer perdices.

https://www.youtube.com/watch?v=TdoBt-vAX-w