Cartel

Notas de Cine Musical

Productora/Distribuidora:
Metro-Goldwyn-Mayer

Estreno: 09-02-1940

Duración: 102 min.

Subgénero: Profesionales

Tramo: B


Notas de Cine Musical


Broadway Melody of 1940


(La nueva melodía de Broadway)



Con esta película la MGM cerraba su famosa serie Broadway Melody –iniciada en 1929 y con dos secuelas más, en 1936 y 1938– y al mismo tiempo comenzaba a marcar el paso en Hollywood como líder del género musical. La película reúne, bajo la dirección de Norman Taurog, a los dos bailarines considerados como los reyes del tap, Fred Astaire y Eleanor Powell, con canciones de Cole Porter, coreografía de Bobby Connolly y fotografía de Oliver T. Marsh. Aunque Taurog sea hoy día más recordado como el director de referencia de Jerry Lewis –al que dirigió en ocho ocasiones en la década de 1950– o de Elvis Presley –nueve películas dirigidas en la década de 1960– a comienzos de la década de 1940 era un director todoterreno de gran reputación, sobre todo gracias a su precocidad al haber obtenido, con sólo 32 años, el oscar al Mejor Director por Skippy (1931).

La trama de la película, irrelevante y planteada sobre los tópicos habituales –malentendidos, que dan pie al enredo cómico, entreverados con el relato del ascenso profesional desde los tugurios de Nueva York hasta los teatros de la calle 42– es agradable de ver y progresa bien, incluso a pesar de las limitaciones de George Murphy y Eleanor Powell como intérpretes dramáticos: en las secuencias en las que actúan sólo ellos dos, alcanzan tal clímax de rigidez que causan desazón. En cuanto a Astaire –ya sin Rogers y libre del contrato con la RKO–, interpreta su papel con su genio y simpatía habitual; Frank Morgan, flamante mago de Oz, se basta para sostener el contrapunto cómico de la obra.

En cuanto a la parte musical, hay cuatro números impecables, que quitan el hipo, y meten, de lleno y de cabeza, a la película en cualquier antología del género.

El primer número es Please Don't Monkey with Broadway, cantado y bailado a dúo por Astaire y Murphy. No se puede mejorar: tema pegadizo, rutina compleja, elegante, cálidas voces empastadas, largos planos, eficaces encuadres, montaje claro.

https://www.youtube.com/watch?v=X_H3iB2gpmg

El número All Ashore –realmente un poco metido a calzador, podría haber sido un descarte de una película anterior de Eleanor Powell, tipo Born to Dance (Roy Del Ruth, 1936)–, sirve exclusivamente para el lucimiento de Powell, tanto de su tremenda técnica como bailarina de tap, como sobre su capacidad acrobática; resulta difícil identificar otra bailarina que aguante las piruetas y volatines a los que la someten. Cuando Powell ejecuta sus rutinas, no alcanza la elegancia de Charisse, ni la vitalidad de Hayworth, ni la ternura de Allyson, ni la magia de Garland, ni la chispa de Miller, pero su ritmo es perfecto. Dicho de otro modo es una soberbia bailarina, pero carece de toda emoción o sensualidad. Como muchos otros bailarines, Powell parece reducir su pericia a la rapidez de las piernas, a la sincronización de los pies, olvidándose de brazos, de manos, del contenido y de la expresión de su baile. El número es también singular porque, la canción de Powell, normalmente doblada por una profesional, es en este caso interpretada por ella misma. Aunque la voz es limitada, escasa, resulta suficientemente bonita y le queda bien al número.

https://www.youtube.com/watch?v=bZtLBZsNP38

El siguiente número, Between You and Me, bailado por Powell y Murphy es casi lo único menos bueno de la película. Como pareja, extraen y resaltan lo peor de cada uno de ellos. Resultan blandos e inexpresivos, y parece incluso que hasta los planos y el propio montaje son peores que en el resto de la película, como si hubiera sido necesario rodar muchas más tomas de sus rutinas, o se hubiera tenido que resolver y añadir, sin éxito, durante la fase de montaje, la vitalidad que les faltó durante el baile.

I've Got My Eyes on You es la rutina en solitario de Astaire, soberbio como siempre, ejecutada con largos desplazamientos sobre un escenario vacío y jugando con una foto de Powell y una polvera que ha dejado olvidada. El baile viene precedido por la canción que interpreta Astaire, acompañándose él mismo con el piano.

https://www.youtube.com/watch?v=M5oYQ-xSmYE

Hasta este momento, Astaire y Powell han hecho sólo su presentación por separado. Cada uno se ha lucido mostrando sus capacidades con rutinas clásicas. El siguiente número, Jukebox Dance, pone por primera vez a bailar juntos a los dos reyes del tap. Y el resultado es tremendo. Qué talento. Aunque Powell tiene ese algo mecánico que imposibilita entregarse sin condiciones, la ejecución es admirable. El número está precedido por un pequeño diálogo cómico en el que un artista –interpretado por Herman Bing, actor de fuerte acento europeo, un tipo de papel con mucho gancho en Hollywood hasta la Segunda Guerra Mundial– recorta sobre una cartulina los perfiles de Astaire y Powell.

https://www.youtube.com/watch?v=InUvaExvtFA

El último número es Beguin the Beguine. Este megahit de Cole Porter de 1935 usaba una estructura musical tan novedosa y compleja que, durante años, se creyó que nunca engancharía con el público por las dificultades para cantarla. Una de las primeras versiones de este tema la realizaría Xavier Cugat ese mismo año, interpretándolo en modo instrumental y con marcado sabor latino, pero no sería hasta 1938, con una versión con arreglos swing realizada por Artie Shaw, cuando Begin the Beguine se convierte en un tema popular de baile y pieza obligada para todos los crooners y bandas de jazz. En la película, el número Begin the Beguine consta de dos partes muy diferenciadas, como intentando cubrir o satisfacer a los seguidores de las adaptaciones de Cugat y de Shaw. La primera versión, con ritmo latino, está cantada por una mezzosoprano, Lois Hodnott, y bailada por Astaire y Powell como baile de salón, con trajes y movimientos de regusto flamenco.

https://www.youtube.com/watch?v=oX4oNFootEU

En la segunda versión, Astaire y Powell –acompañados por las voces de The Music Maids y una big band de jazz–, vestidos con impecables trajes urbanos blancos y sobre un inmenso escenario con paredes de espejo y un brillante suelo negro pulido, ejecutan, con una técnica que hace enmudecer, una compleja rutina que se ha convertido en historia y mito del cine musical: la obsesión por la perfección, el brío, la sutileza, la fuerza y lo delicado, el ritmo y el relato.

https://www.youtube.com/watch?v=nZPndC-F5SE

La película íntegra en

http://www.dailymotion.com/video/x1zn6xq_broadway-melody-of-1940_shortfilms