Productora/Distribuidora:
20th Century Fox
Estreno: 18-06-1941
Duración: 91 min.
Subgénero: Narración musical
Tramo: D
Moon Over Miami
(Se necesitan maridos)
A favor de este musical, su novedoso e impactante Technicolor y su innovador planteamiento musical, con números en espacios cotidianos y sin personajes del mundo del espectáculo. La película pudo haberse convertido en un hito en el desarrollo del género pero, a pesar de sus medios, se quedará en nada ante la incapacidad de armar y dirigir la película. Hoy resulta endeble, dispersa, apuntando a multitud de dianas y no acertando ninguna.
Aunque, si pudiésemos ver la película con ojos de 1941, veríamos una realidad muy diferente. También la explicación al conformismo, a la falta de tensión creadora para darle una vuelta de tuerca a la obra. ¿La causa? Las piernas de Betty Grable, protagonista absoluta de la obra y garantía de éxito comercial. Para ver esta película con ojos de 1941 hay que aprehender e interiorizar que Betty Grable era por entonces la más rutilante pin up y deslumbrante sex symbol. Que su fotografía en traje de baño fue una de las escogidas por LIFE para su proyecto 100 fotografías que cambiaron el mundo. Que su imagen fue la más paseada en los petates de los soldados yankees durante la Segunda Guerra Mundial y su sobrenombre era Million Dollar Legs. Entonces, y sólo entonces, es posible entender que la película iba a triunfar de cualquier manera. Pero si se mira la película con ojos actuales y se presta atención a otros aspectos lo que se ve es un terreno plagado de lagunas.
La 20th Century Fox se había especializado en rubias. Algunos de sus directivos, como Darryl F. Zanuck, productor ejecutivo, podrían impartir masters sobre dicha labor. Betty Grable era la nueva estrella que había sustituido a una declinante Alice Faye. Una década después la propia Grable sería a su vez reemplazada por la madre de todas las rubias, Marilyn Monroe.
El reparto, encabezado por Grable, contaba con Don Ameche, antiguo compañero de reparto de Alice Faye, y Robert Cummings. Para completar dos parejas protagonistas, se incorporó al reparto a Carole Landis, pin up de corto recorrido que sólo llegará a actuar en un par de películas de alto presupuesto: exactamente el mismo tiempo que duró su romance con el mencionado Zanuck. Luego, se despeñaría por películas de serie B, amantes y divorcios, hasta terminar suicidándose en 1948. En cuanto a la pareja protagonista, Grable y Ameche, hoy se nos aparecen como el paradigma de la chabacanería pero, en aquella época de convulsiones y grandes cambios sociales, sus personajes tenían grandes probabilidades de éxito.
Por lo demás, la película parece un anuncio promocional de Miami, rodado con la subvención del concejal de turismo. En cuanto a la trama, reproduce el esquema clásico de las telenovelas: cómo hacerse muy rico sin dar ni golpe, esto es, cómo casarse con un millonario. Gracias a la magia de Hollywood, el amor verdadero siempre triunfa: la chica se enamora del millonario. En los tiempos dorados de la URSS este tipo de cine fue considerado como la máxima expresión de la decadencia del capitalismo y los valores occidentales.
Para las escenas cómicas y contrapunto de humor se contó con la cómica Charlotte Greenwood, una larguirucha especializada en elevar las piernas a la altura de las orejas, y con Jack Haley, el entrañable Tin Man en The Wizard of Oz (Fleming, 1939). Dado que, al fin y al cabo, se pretendía rodar un película musical y, quitando a Grable, el resto de los protagonistas no bailaba o no lo hacía canónicamente, se incorporó a los sensacionales Condos Brothers, Nick y Steve, dos hermanos de origen griego que bailaban un tap frenético, endiabladamente rápido. Interpretan, You Started Something y Solitary Seminole. Aunque los Condos consiguieron un lugar de honor en la historia del tap, su talento no brilla precisamente en esta obra. Se incluye asimismo una compañía de danza, The Jack Cole Dancers, dirigida por el entonces desconocido Cole. La labor del coreógrafo es aquí también irrelevante, pero pronto se revelará como un especialista, no tanto como creador de grandes coreografías sino como asesor coreográfico de grandes estrellas: Grable, la Hayworth de Gilda y, sobre todo, Marilyn Monroe, de la que será el hacedor de sus grandes números.
La primera secuencia se inicia con una pegadiza, tonta y muy conseguida canción, What Can I Do For You?, y hay algún otro tema con acierto, como Oh Me Oh Mi-Ami, interpretado por Grable, Landis y Greenwood pero, en el conjunto de la película, quedan deslavazados. En cuanto a los bailes, y a pesar de la innegable técnica de algunos bailarines –el número Kindergarten Conga cuenta además con la participación de Hermes Pan– los números se suceden sin relevancia, aplastados por la atonía general de la película.