Productora/Distribuidora:
Paramount Pictures
Estreno: 27-08-1930
Duración: 90 min.
Subgénero: Opereta
Tramo: -
Montecarlo
(Montecarlo)
Las obras de Lubitsch son una piedra fundacional del género por el ritmo musical y la modernidad de su lenguaje cinematográfico más que por los propios números musicales. Se da así la circunstancia de que hoy en día sus películas siguen siendo interesantes comedias musicales, sin danza y con música mala. El primer minuto de esta película resulta, en este sentido, antológico. Sin necesidad de una sola línea de diálogo, el ritmo, la ironía, la intriga y la irreverencia laten bajo el enredo que impregna cada fotograma: comienza una deliciosa comedia musical.
Para la trama, Lubitsch toma como referencia una novela de Booth Tarkington, –Tarkington, novelista norteamericano no muy conocido en España, a pesar de su obra The Magnificent Ambersons y de haber sido uno de los pocos escritores, junto a Faulkner y Updike, en haber ganado más de una vez el Pulitzer– titulada Monsieur Beaucaire. La novela, de 1900, se burla de las clases sociales estratificadas por prejuicios e intereses, un tema muy del gusto de Lubitsch. En la película, Lubitsch reproduce el conflicto entre una arrogante y caprichosa aristócrata malcriada, interpretada por Jeannete MacDonald, y un noble de bajo rango, interpretado por Jack Buchanan, que se hace pasar por peluquero para poder entrar en la intimidad de MacDonald.
La película incluye una canción de MacDonald –una soprano de enorme influencia popular gracias a sus películas– que alcanzó cierto éxito, Beyond the Blue Horizon, aunque hoy resulta ajada, como el resto de los temas. Esto no impide que todas las canciones fluyan fáciles con la película, sin causar interrupciones, empujando la trama, con un mismo ritmo. Uno de los números más brillantes, y resulta magnífico, es el dúo de MacDonald y Buchanan hablando por teléfono.
La genialidad de Lubitsch se eleva hasta cotas de vértigo en una de las últimas secuencias: MacDonald ha ido al teatro junto a su prometido, un duque, donde representan la ópera Monsieur Beaucaire. Para su sorpresa, la trama de la ópera retrata el mismo conflicto que ella está viviendo. En un alarde de montaje la trama de la ópera converge con la de la película de forma que, mientras se representa la ópera, la película no queda en suspenso sino que sigue avanzando en la ópera. Así, cuando la ópera termina, con final justo y amargo, y la película retoma el control, Buchanan, con MacDonald entre los brazos le dice No me gusta ese final. Me gustan los finales felices.
Mientras que MacDonald resulta ajustada, magnífica, la labor de Buchanan desmerece el conjunto. Este era su primer papel en una película norteamericana y, a todas luces, no era adecuado para él. Sufre inevitablemente además la comparación con Chevalier, sin poder competir con su encanto y ternura, dotes imprescindibles para que muchos diálogos y gestos sean pícaros y no salaces. Buchanan alcanzará sin embargo la gloría en el género con su participación en The Band Wagon (Minnelli, 1953).