Cartel

Notas de Cine Musical

Productora/Distribuidora:
RKO Radio Pictures

Estreno: 02-09-1943

Duración: 89 min.

Subgénero: Patriótica

Tramo: D


Notas de Cine Musical


The Sky is the Limit


(El límite es el cielo)



Buen musical diluido en una película fallida; no por mediocre, sino por ambiciosa. El guion mueve a reflexionar sobre la heroica contribución a la victoria militar que realizan soldados anónimos a los que nadie intenta comprender cuando regresan del frente. Así, la trama parece buscar sensibilizar a la población civil para que no sólo acoja, sino que propicie la reinserción de los excombatientes: un bocado muy grande para encajar en un musical de la época, con la dificultad añadida de que la trama avanza la mayor parte del tiempo a base de pequeños mordiscos y, en los últimos minutos, se atraganta tratando de engullir el desarrollo restante de la tesis; si es que alguna vez lo fue.

El papel del protagonista tampoco era el más apropiado para Astaire, estupendo actor de comedia pero que aquí debía interpretar a un heroico piloto de caza, lúcido y crítico con los fastos y el autobombo de la sociedad civil. Su personaje, marcado por las vivencias de jugarse cada día el pellejo en combates aéreos, no logra conectar con los protocolos, las fiestas y las preocupaciones de los que no han estado en el frente, a los que descalifica pues no saben de qué hablan cuando hablan de la guerra. Hoy día los espectadores aprehendemos meridianamente el discurso de ese papel –sobre el que Hollywood realizaría treinta años más tarde y hasta el hartazgo múltiples lecturas con los combatientes que regresaban de Vietnam–, pero, en aquellas fechas y dentro de una comedia romántica musical, seguro que chirrió.

Con esta trama la película seguramente buscaba una renovación, aunque sin excederse, pues respeta las convenciones clásicas, incluso las de los poemas de gesta: en la última secuencia, y mientras el avión de Astaire despega para volver a enfrentarse al enemigo, la cámara muestra un primer plano del rostro de la chica mirando hacia el cielo –barbilla levantada con orgullo, ojos húmedos de emoción– mientras musita ¡Vuelve, Fred!

Así, la trama no tiene asas para cogerla, pero ahí está Astaire, artista colosal, responsable además de todas las coreografías de esta película. El primer número a destacar es A Lot In Common With You, un tap que Astaire baila junto a Joan Leslie usando el mismo recurso cómico que en Swing Time (Stevens, 1936) o Shall We Dance (Sandrich, 1937), esto es, saliendo a bailar simulando torpeza para revelarse al poco como consumado bailarín.

El segundo número es la rutina que Astaire se reserva, One for My Baby (and One More for the Road), donde ofrece una antológica, soberbia muestra de su genio. Todo es perfecto. El baile, la secuencia cinematográfica y la canción, de Mercer y Arlen, hoy un standard de la música americana y título universal. La escena nos muestra al personaje de Astaire ebrio, tras haber recorrido y cerrado todos los bares de la ciudad y de darles la tabarra a los estólidos camareros confesándoles que you'd never know it, but buddy I'm a kind of poet y pidiéndoles, de paso, otra copa. Astaire finaliza la canción y parece que ahí termina la escena cuando, de pronto, se produce un pequeño accidente: al posar sobre la barra la copa que acaba de apurar, rompe sin querer su pie de cristal. El incidente fortuito provoca sin embargo que algo se rompa también dentro de él. Entrando en una especie de trance furioso se revela entonces lo que anida en el ánimo del personaje, expresado mediante un frenético solo de tap, desplazándose sobre la barra del bar y rompiendo, con arrebato y precisión, usando la puntera de sus zapatos, las finas copas de cristal que han quedado sobre las mesas y las vitrinas. Una rutina que define la excelencia.

https://www.youtube.com/watch?v=FD7sqGJ3NBg

Al final de la crisis se produce el regreso al orden. Borrachera y rabia se disipan de golpe como quien despierta de un sueño. Astaire paga holgadamente al dueño los desperfectos, recoge acrobáticamente con el pie su sombrero del suelo y se va, civilizado, elegante y sonriente, del local.

En el reparto hay que mencionar al punzante Robert Blanchey, perfecto ahondando en su personaje y en la sociedad que se critica. Blanchey, ensayista, periodista, director, actor, dotado de un tierno y corrosivo sentido de humor, interpreta un número cómico presentando a un ejecutivo de la industria aeronáutica. Resulta hoy un poco largo, pero ha resistido bien el paso del tiempo.

La película ofrece guiños típicos del género, con autorreferencias a Ginger Rogers y su amigo, a Cagney, a Hayworth e incluso también al cortometraje The Sex Life of the Polyp (1928), escrito e interpretado por Blanchey, donde interpreta a un conferenciante pomposo, ininteligible y vacuo, base de su papel en esta película.

https://archive.org/details/SexLifeOfAPolyp