Productora/Distribuidora:
Paramount Pictures
Estreno: 03-05-1944
Duración: 126 min.
Subgénero: Patriótica
Tramo: -
Going My Way
(Siguiendo mi camino)
En plena guerra mundial la Paramount fabricó esta bomba nuclear de carga lacrimógena rellena con metralla de nobles intenciones, ingenuidad y bondad. Si hoy día su visionado aún causa estragos es fácil suponer que, en la fecha de su estreno, arrasó: se convirtió en la película más taquillera del año y sería nominada a diez premios de la Academia, llevándose siete, incluyendo Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor, Mejor Actor Secundario y Mejor Historia Original.
Leo McCarey es el director, productor y autor de esta obra, en la que no dudo utilizar, y con acierto, cualquier cliché que revolviera y desatase hondas emociones: respeto, infancia, senectud, reconocimiento, solidaridad vecinal, amistad, devoción religiosa, así como el amor en todas sus posibles variantes: filial, patriótico, sentimental, maternal… McCarey se llevó tres oscar, uno por cada rol.
Visto en el tiempo, lo más sorprendente es que se identificara la obra como un éxito de Crosby cuando, en lo que respecta a los intérpretes, el mérito recae en la genial interpretación de un inconmensurable Barry Fitzgerald –en España, probablemente más conocido por su labor en The Quiet Man (Ford, 1952)–, en el papel del Padre Fitzgibbon. Su actuación tan sobresaliente provocará la anomalía de ser nominado simultáneamente al premio de Mejor Actor y Mejor Actor Secundario. Tras Fitzgerald, en el orden de méritos, habría que mencionar a media docena de soberbios actores y actrices de reparto: Eily Malyon, como ama de llaves; Anita Sharp-Bolster, como cotilla solterona; Gene Lockhart, afable prestamista y padre de un joven soldado, o incluso Risë Stevens, mezzosoprano famosa por su Carmen.
Como película de género, aunque la música esté presente y Crosby interprete cuatro temas de Van Heusen y Burke –Going My Way, Would You Like to Swing on a Star, Hail Alma Mater y Day After Forever– , un tema tradicional irlandes –That's an Irish Lullaby(Too-ra-loo-ra-loo-ral) – y varios religiosos –Silent Night, Holy Night; o el emocionante Ave María (Op.52 No.1) de Schubert–, amén de la presencia de un coro de niños y un corte de la ópera Carmen, cantado por Risë Stevens, la película no es propiamente un musical, ni en el ritmo ni el tono.